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LA UNIÓ propone medidas al Ministerio de Agricultura ante la ruinosa campaña en la naranja Navelina

LA UNIÓ de Llauradors denuncia que la campaña de la principal variedad de naranja, la Navelina que representa casi un 40% de la producción total y prácticamente la única que se comercializa antes de fin de año, es desastrosa en la Comunitat Valenciana y con unos precios ruinosos para los productores. Está dejándose de recolectar en campo y, en el mejor de los casos, se vende a pérdidas con destino a la industria de zumo a un precio de entre 0,05-0,08 €/kg.

Los motivos de esta situación obedecen a un retraso en su comercialización y sobre todo a la competencia inicial con la procedente de Sudáfrica en los lineales de tiendas y supermercados. En este sentido, LA UNIÓ indica que las empresas importadoras no compraron naranja española hasta que se les agotó la importada desde el Hemisferio Sur. Ahora, además, nuestra naranja tiene la competencia de las egipcias y turcas que han inundado los supermercados europeos con ofertas muy baratas y por eso se ha sobresaturado el mercado.

La cosecha prevista, unas 660.000 toneladas, es similar a la de la pasada campaña que tuvo más demanda ante la mayor incidencia de la pandemia que incrementó el consumo. En países compradores de nuestra naranja como Alemania, Francia o Países Bajos se ha retraído el consumo porque las temperaturas hasta la fecha no han sido demasiado bajas.

La preocupación de LA UNIÓ es que el sector apenas dispone de dos meses para sacar los volúmenes de Navelina del campo y es muy probable que los problemas se extiendan al resto de variedades de naranja. Por ello, con objeto de evitar un exceso de oferta en el mercado que hunda más los precios y para que se compense a los citricultores por las pérdidas que han sufrido en estos dos últimos meses y las posibles que se ocasionen en el resto de variedades de naranjas, LA UNIÓ propone que el Ministerio de Agricultura gestione medidas de prevención de crisis establecidas en la Organización Común de los Mercados Agrarios.

Entre estas propuestas se encuentra una ayuda para la renuncia a recolectar determinadas cantidades de cítricos a las Organizaciones de Productores del sector de cítricos y a los productores que no sean miembros de dichas organizaciones con una compensación. Esta medida excepcional ya se estableció en el Reglamento Delegado (UE) 2017/1165 de la Comisión de 20 de abril para paliar los efectos del veto ruso. Para garantizar la desnaturalización de la misma, tal y como se establece en la normativa comunitaria, se debería tirar la cosecha al suelo.

También se plantea el establecimiento de una ayuda de minimis, reconocida en la actual normativa europea, para los productores profesionales de cítricos para afrontar económica y financieramente la grave crisis que padece el sector.

Así mismo, el Reglamento Delegado (UE) nº 2017/891, establece la posibilidad del pago en especie por los beneficiarios de la distribución gratuita a los transformadores de frutas y hortalizas mientras el Estado miembro donde se efectúa el pago haya establecido normas que garanticen que los productos transformados se destinan realmente al consumo por los beneficiarios finales.

LA UNIÓ destaca finalmente que una vez más la entidad que debería velar por el funcionamiento del sector, la interprofesional Intercitrus, vuelve a estar fuera de juego sin proponer ninguna medida concreta para reconducir esta campaña, en una clara muestra de esa falta de iniciativa vertebradora. Por ello, LA UNIÓ se ha dirigido por escrito a la interprofesional para, además de ofrecer su colaboración, trasladarle cuáles son los objetivos y finalidades de las interprofesionales y qué medidas podría adoptar en beneficio del sector citrícola de la Comunitat Valenciana.