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La guerra de Ucrania pone aún más en peligro el sector de la leche

Agaprol OPL vuelve a hacer un llamamiento a todos los ganaderos para que no firmen contratos en las condiciones que actualmente está trasladando la industria láctea.

La guerra en Ucrania está provocando una crisis sin precedentes en el sector de las materias primas para la alimentación del ganado. España importa de este país el 40% del maíz que consumen nuestras vacas. El conflicto bélico no solo está provocando que los precios se disparen hasta niveles nunca conocidos, sino que se está poniendo en riesgo el mantenimiento de las cabezas de ganado ante la imposibilidad de alimentarlas.

Las cadenas de supermercados se están aprovechando de esta situación crítica para los ganaderos y, mientras suben el precio de la leche en los lineales en más de 10 céntimos, sólo han repercutido a los productores 3 de ellos. La leche de marca blanca ha pasado en todos los grandes distribuidores de los 0,58 céntimos de hace seis meses a los 0,68 céntimos actuales.

La subida de los costes de producción afecta a todos los eslabones de la cadena, pero la industria y la distribución hacen caso omiso al sector primario. La subida de precio de la soja y el maíz ha supuesto para los ganaderos un encarecimiento insoportable de los gastos en alimentación animal. El coste de la alimentación en las granjas ha pasado de 0,186 euros el litro a los 0,250 euros. Los costes de electricidad, por su parte, han pasado de 0,016 euros por litro a los actuales 0,089 euros por litro.

Las industrias lácteas tienen que afrontar que ante la situación actual no queda más remedio que subir los precios de compra a los ganaderos o el país se verá abocado a una situación de desabastecimiento alimentario y al cierre de sus centros de producción de leche, yogures o quesos.

El sector lácteo español es deficitario en más de dos millones de toneladas que se importan desde terceros países. Esta situación puede verse seriamente agravada si las industrias lácteas no pagan a los ganaderos cantidades suficientes como para soportar los brutales costes de producción soportados. De no entenderse esta situación, las industrias también se verán abocadas al cierre puesto que la producción se reducirá drásticamente ante la imposibilidad de alimentar a los animales. Esa situación llevaría al cierre de ganaderías e industrias, precios aún mayores para los consumidores y una clara dependencia de terceros países en un bien básico como es la alimentación.

Este tercer trimestre del año concentra la negociación y renovación de más del 60% del total de los contratos lácteos existentes. La volatilidad e inestabilidad de los mercados internacionales de materias primas hace imposible en estos momentos determinar cuáles serán los techos de los costes de producción en el medio plazo y, por ese motivo, Agaprol OPL hace un llamamiento a no firmar ningún contrato hasta el final del periodo de negociación el próximo 31 de marzo. En cualquier caso, esos contratos deberán de ser de corta duración puesto que la evolución de los acontecimientos hace imposible detectar esas tendencias del mercado a un año vista como plantean las industrias.

La administración ha de vigilar especialmente la validez de los contratos suscritos en estos momentos puesto que la mayoría de ellos podrían suscribirse fuera de la normativa vigente sobre costes de producción.

Agaprol OPL también hace un llamamiento a las administraciones para que flexibilicen la llegada de materias primas procedentes de otros países que permitan mantener viva la cabaña ganadera. La importación de soja o maíz de mercados americanos puede suplir la mercancía procedente de Ucrania, pero, sin duda, supondrá un encarecimiento aún mayor del precio de las materias primas utilizadas en la alimentación del vacuno de leche. 

Agaprol hace finalmente un llamamiento a la sociedad en su conjunto ante la crisis que sufre el sector. La guerra en Ucrania va a poner de manifiesto el abandono de las administraciones del vacuno de leche, pero también demostrará las debilidades de una industria que lleva años castigando a los ganaderos con precios inasumibles para mantener la producción. España es el segundo país de la Unión Europea donde menos se paga por la leche a los ganaderos. Esa realidad ya ha hecho desaparecer miles de explotaciones ganaderas, pero -de no tomarse medidas en breve- supondrá también el cierre de la industria transformadora ante la falta de leche para producir.

La dependencia de la energía procedente de Rusia ha puesto de manifiesto la debilidad de Europa en ese sector, pero ahora los consumidores también comenzarán a sufrir los efectos de políticas y actitudes contrarias al mantenimiento y promoción de la soberanía alimentaria en productos tan esenciales como la leche. No sólo es que los productos lácteos se vayan a encarecer, es que nuestro país corre serio peligro de desabastecimiento.