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El sector apícola valenciano protesta de nuevo con una camionada hasta la Conselleria de Agricultura

La totalidad de organizaciones profesionales agrarias y entidades relacionadas con el sector apícola de la Comunitat Valenciana han llevado a cabo hoy un nuevo acto de protesta en València con una camionada desde Quart de Poblet hasta la Conselleria de Agricultura.

Más de un centenar de camiones, furgonetas y vehículos particulares han partido en convoy ocasionando problemas de circulación en la entrada a València por la Avenida del Cid y alrededor de la Ciutat Administrativa Nou d’Octubre. Allí mismo los representantes de los diversos colectivos han extendido una pancarta y han trasladado sus reivindicaciones a administraciones y medios de comunicación.

Los apicultores reiteran la insensibilidad manifiesta y falta de respuestas de la Conselleria de Agricultura, a los problemas de un sector con una gran importancia económica, social y medioambiental en nuestro territorio. 

Las organizaciones convocantes denuncian que los apicultores valencianos son los peores tratados de toda España y se consideran discriminados respecto a sus homólogos de otras comunidades autónomas. Piden unas ayudas agroambientales a la biodiversidad dignas, unas ayudas directas de 25 euros por colmena y su negativa al acuerdo del Consell de la pinyolà. También critican que la apicultura trashumante esté excluida de las bonificaciones del gasóleo profesional o que el plan de viabilidad autonómico de la apicultura lleve ya dos años en el cajón de los olvidos.

Denuncian así mismo los precios a la baja de la miel como consecuencia de las masivas importaciones procedentes de terceros países, sobre todo de China, que presiona los precios en origen a la baja pese a tener una peor calidad y un mayor impacto medioambiental. Las ventas de mieles nacionales, que están muy paradas por estas importaciones, sitúan las cotizaciones en unos 3,2 euros por kilo, cuando los costes de producción superan los 4 euros por kilo. En consecuencia, el sector apícola exige reciprocidad y un etiquetado que distinga claramente el producto de proximidad.