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Oriol Romeu, un joven viticultor y enólogo que ha recuperado vides en la sierra de Crevillent

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Oriol Romeu es un joven viticultor y enólogo con un proyecto de recuperación de vinos en la sierra de Crevillent que se acaba de incorporar a la DOP Alicante que ya suma un total de 46 bodegas.

Lo de Oriol tiene mucho mérito. No iba para viticultor, ni para bodeguero. Al contrario, su formación pasa por la Estadística. Pero los derroteros de la vida le hicieron pasar por una bodega, nada más y nada menos que en la región vinícola del Valais en Suiza, que le despertó su pasión por el vino.

Y como en los gráficos, de montaña en montaña, pasó de las altas cimas del Cervino (4478 m) y el alto valle del Ródano, a la muy diferente sierra de Crevillent (837 metros) y al Vinalopó. Allí donde habían estado sus orígenes – “mi abuelo ya se dedicaba a las viñas”- y allí donde se asentaba desde hace siglos un importante viñedo del que quedan pocos reductos en algunas parcelas de montaña y en la zona interior en los términos de Hondón de las Nieves.

Romeu, ha reintroducido el cultivo de la vid en diferentes parajes de la sierra como Casa Catí, Barranc fort o Tolomó, y le ha vuelto a dar esperanzas a una parcela de viñas viejas de Monastrell con 70 años. 

Utiliza variedades recuperadas con las que tanta ilusión manifiesta, como es el caso del Forcallat blanc con el que quiere hacer “vinos que expresen estos parajes”, por lo que utilizar variedades de aquí y trabajar lo mejor posible en la bodega es su idea.

“He apostado por las variedades autóctonas y por el cultivo ecológico, me gusta cuidar las viñas y la tierra”, nos cuenta.

Además, curiosea con otras variedades autóctonas, como arcos, verdil o los moscateles. Cree que hay mucho que contar y expresar con ellas.

Sus primeros vinos tratan de eso. Y los condensa con la marca “Tallamar”. “La sierra de Crevillent es la primera en recibir todo el influjo marino tras atravesar las vegas entre el río Segura y el Vinalopó sin obstáculos, en toda su esencia y eso representa este viñedo con suelos pedregosos y frescos”. Su estreno ya se ha visto reconocido con más de 90 puntos en la Guía Peñín.

Aunque su objetivo en los próximos años pasa por poder crear más vinos de parcelas concretas. “En un futuro, según la producción de las viñas, espero poder seguir mostrando lo que pueden dar de sí estas variedades olvidadas en la Sierra de Crevillent, poder disfrutar de estos vinos y continuar con mi pasión”. Y es que estos pequeños, jóvenes y nuevos proyectos nos llenan de ilusión y estímulo abriendo nuevas zonas y recuperando tradiciones en la DOP Alicante.