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Celsa Monrós: “El sector agroalimentario ha de ver qué parte del discurso del cambio climático puede hacer suyo”

El Proyecto de Ley de Cambio Climático ha sido aprobado esta semana por el Consejo de Ministros y será remitido a las Cortes para su tramitación. Por este motivo, el COIAL ha publicado la segunda parte de la entrevista que le hicieron a principios de marzo a Celsa Monrós, directora general de Cambio Climático de la Generalitat Valenciana, y que reproducimos en Agronews Comunitat Valenciana por su interés.

Ella es ingeniera agrónoma y tiene entre manos la redacción de la Ley Valenciana de Cambio Climático y Transición Energética, que se pretende aprobar lo antes posible para coordinar en nuestra comunidad la lucha contra esta amenaza común.

¿Cuáles son las prioridades de la Ley Valenciana de Cambio Climático?

R.- La máxima es descarbonizar la economía. En estos momentos, en la Comunitat Valenciana el 70% de las emisiones provienen de la generación de electricidad, de la producción energética y de la movilidad. Tenemos que conseguir una mayor eficiencia energética, reducir el consumo y que éste sea, en la medida de lo posible, proveniente de las renovables. También hay que empoderar a los sectores productivos y hacerlos partícipes de esa generación.

Por otra parte, estamos en la zona cero de los efectos del Cambio Climático. Si el mundo aumenta un grado de media, nosotros estaremos por encima. Tenemos que estar preocupados y adaptarnos, hemos de analizar dónde están los problemas.

¿Se está recabando datos? ¿Cuáles son los planteamientos para poder tomar las decisiones? ¿Los sectores implicados podrán conocer esos datos para ver las alternativas?

R.- Es necesario. Parte de la ley prevé la creación de la Agencia Valenciana de Cambio Climático, y esta agencia, además de localizar zonas de emisiones, también pretende hacer un inventario de Cambio Climático. Gracias a este inventario podremos disponer de datos sobre la huella de carbono. Esto nos guiará sobre las medidas de adaptación que hay que poner en marcha, qué estudios impulsar y qué tecnologías es posible implementar, porque al final este fenómeno es muy transversal y todo dependerá de los recursos con los que contemos. Queremos crear todas las alianzas posibles, y no solo entre territorios, sino también participar en foros y crear redes con otras autonomías.

¿Qué le parece la iniciativa del observatorio que está promoviendo el COIAL?

R.- Me parece estratégico y muy inteligente, porque significa ver la oportunidad, y en vez de verlo como una amenaza, ser lo suficientemente valientes para identificar los puntos más complicados y posicionarse para conocer dónde están las fortalezas de unos profesionales que van a ser requeridos y necesitados.

Si nos imponemos limitaciones que asumimos, pero hay otros países donde no hay esa sensibilidad ni ese interés y se minimizan las actuaciones contra el Cambio Climático, ¿puede ello convertir en estéril todo el trabajo?

R.- El peligro de deslocalización, de que haya países que sigan negando el Cambio Climático o apuren hasta el último momento el aprovechamiento de fuentes fósiles es una posibilidad. Creo que por responsabilidad y por estrategia nos conviene ser de los pioneros, porque podremos acceder a las ayudas que pueda haber disponibles, porque nos posicionemos mejor y porque al final no va a quedar otra.

Al final también es estratégico entender que va por ahí. La buena noticia es que el capital ya es consciente. Todos los mensajes van en esa dirección. Es cierto que los Estados Unidos tienen ahora un presidente que no apoya, que China no nos va a contar sus planes, que va a acabar siendo la fábrica del mundo y que tiene la población que tiene. Pero el camino está marcado.

¿Qué le gustaría tener como directora general de Cambio Climático? ¿Qué necesidades básicas y perentorias tienes, qué pedirías?

R.- Es vital tener el mapa de los recursos que tenemos, del conocimiento, que tenemos mucho pero no es fácil localizarlo. A veces lo averiguas por casualidad, por eso es necesario encontrar una manera de trabajar en red y que sea estratégica, porque ello nos permitirá tomar decisiones con conocimiento que nos permitan defender nuestra postura en diferentes foros. También hace falta formación y capacitación para no ir con ideas o posicionamientos preconcebidos. Lo desconocido da mucho miedo, y una postura lícita es crear un parapeto y decir ‘de aquí no nos podemos mover’.

¿Qué papel juegan los recursos hídricos?

R.- Los recursos hídricos son clave, estamos en un modelo de transición pero hemos de ser conscientes de cómo han de ser los modelos del futuro. Creo que pedir un trasvase a largo plazo no es real. Hay que entender cuáles son las necesidades y los usos actuales y hacia dónde va el modelo futuro, que ha de ser viable, y a partir de ahí trazar una hoja de ruta sin líneas rojas, sin enroques y con datos. Hacen falta datos para negociar de cara a Gobierno nacional y Europa, y disponer de datos como sector productivo para saber qué podemos plantear, en qué esfera y de dónde va a venir el agua que a nivel estratégico hace falta.

Ha hablado de formación y capacitación. ¿Qué más se les puede pedir a los agrónomos, tanto a los que trabajan ya como a los que van a tener que hacerlo cuando salgan de la universidad? ¿Cree que tienen suficiente formación?

R.- Creo que somos de los ingenieros más versátiles, tocamos todos los palos. Viví y trabajé cuatro años en Bruselas, en ambientes internacionales, y te das cuenta de nuestro bagaje, de la alta capacidad de comprensión y análisis que tenemos. Creo que se abre una oportunidad muy grande, y para esto hace falta gente que entienda la complejidad del sistema porque va a haber que tener en cuenta muchas más variables de innovación tecnológica pero también social. Tenemos que empezar a llegar más a energías renovables y autosuficiencia energética en nuestras instalaciones. También hay que acometer la modernización de las estructuras agrarias, hay que subrayar las líneas que nos van a permitir ser competitivos y sostenibles. Ahí va a haber recursos, en la eficiencia y el uso de la energía.

En la Albufera, ahora se está trabajando en el Plan de Acción. ¿Se va a involucrar la Administración para trabajar en la adaptación y mitigación de los riesgos?

R.- La Albufera es uno de los sistemas más complejos de nuestro territorio. Se ha buscado la participación de todos los sectores y se ha tenido en cuenta las medidas de adaptación y mitigación, entre ellas la constante problemática de las quemas y la eutrofización, y creo que se está haciendo un análisis valiente, escuchando a todos los sectores, y luego habría que tomar medidas y calendarizarlas.

¿Cuál es el papel del sector agrario en la prestación de servicios agroambientales?

R.- Cuando hablamos del fondo para la transición ecológica queremos medidas de adaptación, pero también medidas de compensación de emisiones a través de servicios ecosistémicos, como captura de CO2, y luego recopilar datos de temas como ganadería extensiva, ver de verdad qué significa, qué tipo de emisiones producen pero también analizar otras muchas ventajas que no se tienen en cuanta a nivel de pastoreo.

Hay que hacer cambios en todos los sectores, pero el agrario es clave a nivel de biodiversidad, de mantenimiento de carbono en el suelo… hay que saber jugar esas bazas. Lo que no podemos es ir a vender un sector agrario como era, seguramente bajaremos en productividad, pero estamos ofreciendo otros servicios sobre los que hay que conseguir contraprestaciones  o que sean reconocidos de otra manera. La prueba es que el sector de producción ecológica está creciendo y  está siendo bastante rentable en la medida en que tiene mercado fuera y dentro, empieza a tener un reconocimiento y una demanda. Vamos a ver cómo podemos reposicionar nuestro sector.

¿Cuál es la vía para conseguir esos objetivos?

R.- Está claro que hay que ahorrar, pero además hay que hacerlo bien y dejar de ver al agricultor como el demonio que te contamina los acuíferos… y decir “no perdona, el sector agrario es el que está cuidando la biodiversidad, el que está capturando el carbono, el que te da de comer de manera sana y saludable y te da una soberanía alimentaria”. El sector debe hacerse dueño del discurso, ha de ver qué parte del discurso del Cambio Climático puede hacer suyo. Que todo el mundo entienda que ese es el camino y que hay una oportunidad brutal.