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Sudáfrica trata de cambiar en la ONU las normas de comercialización de cítricos en su propio beneficio 

Sudáfrica es el segundo exportador mundial de cítricos en fresco tras España y no se resigna a perder su estatus en el mercado comunitario. Visto que a través de la Unión Europea la presión sobre sus exportaciones es cada vez mayor -fundamentalmente por la presencia de plagas en su territorio desconocidas por el momento aquí y el peligro de que entren-, ahora lo intenta por la puerta de atrás, tal y como denuncia el Comité de Gestión de Cítricos.

La ciudad suiza de Ginebra, sede de la mayor parte de las agencias de las Naciones Unidas y por ello también de la sección especializada de Normalización de Frutas y Hortalizas, debate precisamente estos días una propuesta sudafricana para modificar las normas internacionales de calidad y calibres para la fruta, conocidas como CEPE-UN.  

Se trataría en teoría de simplificar y unificar estas normas también para las diferentes especies de cítricos, algo que ya las autoridades europeas aceptaron en su día y cambiaron las suyas. Pero ahora el poderoso lobby sudafricano empresarial Citrus Growers Association of Southern Africa (CGA) quiere ir más allá, lo que pondría en jaque la salida comercial de nuestras satsumas y clementinas precoces y el solapamiento de un importante volumen de producción que siempre se da entre su final de campaña y nuestro arranque de temporada se agravaría. La situación favorecería a las nuevas plantaciones sudafricanas de Nadorcott, Orri, Tango o Murcott que crecen sin parar durante los últimos años que competirían con nuestras mandarinas tempranas.

Las nuevas normas que propone Sudáfrica ponen en peligro la salida comercial de las mandarinas tempranas españolas durante los meses de septiembre y octubre

La propuesta sudafricana es interesada y poco tiene que ver con los criterios de calidad que en teoría se quieren armonizar en los cítricos. Alertados por los servicios técnicos del Comité de Gestión de Cítricos, el sector español en pleno ha alegado ante el Ministerio de Agricultura en contra de cada una de las medidas propuestas por el influyente lobby sudafricano, pero el problema es que la cuestión se decide ya en Ginebra y no en Bruselas. 

La jugada de los exportadores sudafricanos busca un beneficio para sus cítricos. Pretenden introducir entre otras cosas un nuevo nivel de azúcar o grados brix de 8,5, a cumplir simultáneamente con el índice de madurez, lo que obligaría a retrasar varias semanas la comercialización de satsumas y clementinas precoces españolas y dejaría el mercado libre para ser ocupado por sus mandarinas tardías durante los meses de septiembre y octubre. 

También los productores-exportadores del cono sur africano quieren elevar el calibre mínimo comercial de las clementinas de 35 a 45 mm, dejando fuera de juego miles de toneladas de clementinas españolas o italianas de gran condición organoléptica y muy apreciadas en el mercado en fresco. 

Otra batalla en la guerra comercial entre Sudáfrica y los países productores de cítricos de la Unión Europea se libra en el etiquetado de los tratamientos de poscosecha. En la UE es obligado etiquetarlo en cítricos, sin embargo no lo es, pese a que usan los mismos productos, en manzanas o peras. El codex alimentarius, otra norma internacional de calidad de las frutas, no obliga -al contrario q la UE- a etiquetarlo. La propuesta de Sudafrica, basada en la uniformidad de las normas internacionales con las europeas, se propone extender a todo menos a los cítricos. Como se ve, no dan puntada sin hilo.