El CGC toma el mando de Intercitrus a finales de mes con el doble objetivo de vigilar el tratamiento de frío y avanzar en reciprocidad
El pleno del Comité de Gestión de Cítricos (CGC) -la asociación que aglutina a empresas privadas, grupos empresariales y OPs con intereses repartidos por buena parte de España- ratificó recientemente las líneas maestras que impulsará cuando asuma, a partir del próximo 27 de julio y durante la próxima campaña, la presidencia de Intercitrus.
En esa fecha está previsto que se celebre la asamblea general de la interprofesional, que confirmará el relevo al frente de la organización de Enrique Bellés –en nombre de Cooperativas Agroalimentarias- por Inmaculada Sanfeliu, que asumirá por segunda vez esta responsabilidad, aunque en esta ocasión por la rama de la producción, en representación de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas Integradas en el propio CGC (AOPCC).
Y, según lo avanzado, los dos grandes objetivos de consenso que se perseguirán serán: seguir trabajando en materia de sanidad vegetal para asegurar, entre otras metas fundamentales, el cumplimiento “estricto” del cold treatment para las importaciones de naranjas procedentes de países terceros con presencia de ‘Falsa polilla’ y avanzar en materia de reciprocidad, esto es, “garantizar que toda la oferta citrícola que acceda al mercado europeo cumpla con las mismas condiciones de producción, exigencias medioambientales, fitosanitarias, laborales y sociales que se aplican a los citricultores europeos”, avanzó Sanfeliu.
El cambio en la presidencia se producirá justo cuando acaba de arrancar la campaña de naranjas del hemisferio sur, con lo que aún no se dispone de información para acreditar si, efectivamente, los países afectados por la citada plaga –cuya lucha está regulada como “prioritaria” por la UE- están realizando sus envíos con el tratamiento de frío aprobado por la Comisión Europea (CE) en junio del año pasado. Como denunció con reiteración el CGC y trasladó Intercitrus en noviembre de 2022 a una delegación de la DG Sanco que visitó Valencia, al menos durante la campaña pasada, determinados países –como Sudáfrica- no cumplieron y exportaron sus naranjas sin ajustarse a lo publicado en el Diario Oficial de la UE.
Con la intención de que esta situación no se repita, una vez pasada la primera temporada de transición y ya con requisitos del cold treatment más rigurosos, Sanfeliu quiere promover medidas para garantizar una mayor transparencia en cuanto a la verificación del régimen de temperaturas (del preecooling en origen y del propio tratamiento en frío en tránsito). Junto a ello, dado que la mandarina y el pomelo también son hospedadores de este patógeno, la interprofesional promoverá acciones para ampliar este requisito a las importaciones europeas de estas dos especies procedentes de países con presencia de T. leucotreta.
Lo cierto es que, pese al tiempo transcurrido para poder adaptarse, pese al posicionamiento científico favorable de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), pese a que la propia Sudáfrica exporta por causa de esta misma plaga a decenas de países (como EEUU, China, Japón, India o Corea) con un tratamiento de frío más exigente que el de la UE, la Citrus Growers Association of Southern Africa (CGA) no ha cejado en su campaña contra la medida y sigue presionando aún hoy para revertirla, lo que alimenta las suspicacias sobre su cumplimiento.
Durante los últimos meses, además, desde el CGC se viene trabajando en la concreción de una estrategia para avanzar a través de la voz de la interprofesional en otras medidas en materia de reciprocidad. Más concretamente y con independencia de la defensa de la inclusión de cláusulas espejo en todos los tratados comerciales que pueda ratificar o revisar la CE con países terceros –como el de Mercosur- se quiere incidir en “acabar con la doble vara de medir” que –en palabras de Sanfeliu- la UE aplica en su política de plaguicidas, en clara referencia a lo que viene ocurriendo con las importaciones de cítricos de Turquía y Egipto. Íntimamente ligado con ello, más aún asumiendo España la presidencia de turno del Consejo de Europa, se prevé un semestre especialmente intenso en cuanto al debate de todo lo concerniente a la agenda medioambiental 2030.
“Las exigencias del Pacto Verde, de la Estrategia de la Granja a la Mesa y su reglamento sobre el uso sostenible de fitosanitarios o la última propuesta de Bruselas sobre la gestión sostenible del suelo deben de estar condicionadas, de un lado, a los correspondientes informes de impacto y a las alternativas que nos queden a los agricultores europeos para ser competitivos y por lo mismo a que esas mismas condiciones se apliquen con idéntico rigor y sin excepciones a todos los cítricos que se comercialicen en la UE, tanto a los europeos como a los de origen foráneo”, explica Sanfeliu.