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El cambio climático reducirá hasta un 10% el rendimiento de los cultivos agudizando los problemas de desnutrición

El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE) y presidente de la Comunidad Euromediterránea de Regantes (EIC), Andrés del Campo, recordó recientemente en Europa que el cambio climático reducirá hasta un 10% el rendimiento de los cultivos, agudizando los niveles de desnutrición. Actualmente, el 12% de la población mundial, más de 800 millones de personas, sufren este problema crónico, de las cuales más de 155 millones son niños menores de dos años.

Del Campo –que participó en Varsovia en una reunión de trabajo para el intercambio de conocimientos sobre gestión de recursos agrarios organizada por el Ministerio de Medio Ambiente del país del este- recordó que lugares como Polonia, donde se celebrará la próxima cumbre sobre cambio climático, nunca han tenido problemas de agua. Sin embargo ahora, se están viendo azotados por una sequía histórica en el 65% de su tierra cultivable, dando lugar a una importante disminución de las cosechas y haciendo que aunque las plantas hayan tenido un desarrollo normal se haya reducido sensiblemente la producción de grano.

De esta forma, en un momento en el que Europa debe convertirse en la huerta del mundo -según la FAO, hay que elevar la producción un 40% antes de 2030 para abastecer de alimentos básicos a una población creciente- la puesta en marcha de una estrategia para hacer frente a la sequía se convierte en una prioridad global y no sólo de los países del sur del continente europeo.

Por esta razón, los regantes han planteado en Polonia la importancia del asociacionismo agrario y las obras de regulación para unir fuerzas y reivindicar las medidas que permitan garantizar el suministro de agua en los periodos de escasez y amortiguar los impactos negativos de las lluvias torrenciales y espaciadas en el tiempo derivadas del cambio climático.

Al crear corporaciones y aprovechar las economías de escala para compartir servicios, será posible evacuar la lluvia y aprovecharla para regar mediante redes de drenaje y sistemas de bombeo, lo que hará posible no sólo hacer un uso eficiente de los recursos y espacios en un momento con cada vez hay menos agua y tierra per cápita, sino garantizar los cultivos para contribuir a mantener la seguridad alimentaria.

Según Del Campo, “si bien en las últimas décadas la influencia del comunismo ha motivado en Polonia una reacción en contra de los agricultores a trabajar de modo asociativo, las comunidades de regantes o de drenaje de tierras se convierten en el espejo en el que todos los países deben mirarse para sacar el máximo rendimiento de la superficie cultivable y racionalizar el consumo de agua”.

En el caso de España, por ejemplo, la colaboración de las comunidades de regantes con la Administración ha hecho posible que el uso agrario neto caiga del 80% hasta el 63%, situándose por debajo de los 15.000 hectómetros cúbicos anuales, gracias al impulso de la modernización de sistemas de riego.