El Comité de Gestión de Cítricos pide a la Generalitat que publique ya el Acuerdo de la pinyolà ante el adelanto de la floración
Frente a la indefinición de la Conselleria de Agricultura, la naturaleza sigue su curso y ya se aprecian árboles en flor en campos con variedades de naranjas y de mandarinas más tardías. Y como ya ha alertado el Comité de Gestión de Cítricos (CGC), este año la floración se sabe que viene adelantada y es muy probable que se solape la de las mandarinas híbridas con la de las clementinas.
De ahí, que el CGC apremie a la Conselleria de Agricultura a renovar con urgencia el ‘Acuerdo de medidas para limitar los efectos de la polinización cruzada’. En caso contrario -de perderse en discusiones con las organizaciones y cooperativas valencianas que han propuesto un documento alternativo- el CGC augura un “desastre de dimensiones mayúsculas”. Así lo describe la presidenta del CGC, Inmaculada Sanfeliu, quien advierte que “las clementinas –nuestra mejor arma comercial para la exportación- sufrirían un doble golpe: el de la pinyolà y el causado por el ‘Cotonet de Sudáfrica’, que sigue extendiéndose sin que dispongamos de soluciones”. En tales circunstancias, esta asociación anuncia que apoyará las acciones legales por los daños ocasionados que emprendan los citricultores afectados.
Por otro lado, el CGC se desmarca de la propuesta que la semana pasada difundieron AVA-ASAJA, LA UNIÓ y Cooperatives Agroalimentàries de la CV. Es más, considera que el planteamiento que estas entidades han elevado a la conselleria para, sobre el papel, facilitar una mejor convivencia entre sus apicultores y sus citricultores, es una irresponsabilidad. Lo es porque atacará, como han denunciado también otras asociaciones de agricultores independientes, los intereses de muchos citricultores. Y esto es así porque las soluciones defendidas se basan en criminalizar y castigar al conjunto de mandarinas híbridas, las más polinizantes sí pero sólo si concurre la acción del ganado melífero trashumante que invade sus explotaciones. Son, efectivamente, mandarinas que propician la polinización cruzada provocada por las abejas melíferas pero son también estas variedades las que mayor rentabilidad han dado a la citricultura en los últimos tiempos.
Por todo ello, el CGC insiste en reclamar a la consellera que apruebe, con urgencia, las medidas para alejar a 4 km las colmenas de los cítricos durante la floración, ya ciertamente iniciada. Una vez tal acuerdo sea ratificado por el Consell, el CGC reitera su ofrecimiento para sentarse y buscar soluciones en mayo . “La alternativa a los problemas de los productores de miel –que no son más que unos cientos- no puede ser regular antes a los citricultores –que son decenas de miles- porque somos nosotros los que sufrimos las consecuencias de su actividad y porque sus abejas son, en términos legales, ganado que se alimenta en nuestros campos”, reitera Sanfeliu. “O defendemos una producción por valor de 1.500 millones de euros o cedemos ante los apicultores, cuya miel de azahar no resiste la comparación en términos económicos”, remarca.
El CGC lamenta también la improvisada manera en la que se ha gestado este documento alternativo, que no puede considerarse como de ‘sector’, porque sólo resuelve el problema a los apicultores y porque en su redacción no ha participado el representante del comercio privado de cítricos. El CGC señala, asimismo, que su organización es –por volumen y facturación- la mayoritaria en cuanto a la comercialización de agrios en fresco, tanto en la Comunidad como en España y que sus socios son también productores que explotan una importante porción de la superficie citrícola valenciana. Asimismo, recuerda que el origen de este conflicto y de la ruptura del consenso existente durante décadas a este respecto, fue el ‘Plan de Viabilidad para el Futuro de la Apicultura Valenciana’ promovido en enero de 2021. Un documento cuyo primer punto es la no renovación del ‘Acuerdo de medidas para limitar la polinización cruzada’ y que fue firmado por los presidentes de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado y de LA UNIÓ, Carles Peris.
Por último, la asociación de exportadores reclama que –a la hora de debatir sobre este asunto- no se recurra a mantras que ya han sido ampliamente superados por la ciencia. En este sentido, remarca que conviene no confundir el papel polinizador que, de cara al mantenimiento del ecosistema, realizan las abejas silvestres con el que de las melíferas. Diversos recientes estudios publicados en revistas como Nature alertan, de hecho, que cuando las segundas irrumpen en masa, trasladadas por los apicultores en sus colmenas, acaban por competir y actuar ciertamente como agentes invasores menguando la acción y el número del resto de polinizadores naturales, desplazando principalmente a las citadas abejas silvestres.