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El lloro de la viña

* Patricio Simó

Hacía tiempo que la viña no lloraba debido a la sequía de estos últimos años. Es el inicio de un proceso que culmina con la vendimia. Rubén Villanueva describía con estas poéticas palabras este comienzo del ciclo de la viña: “Es un llanto sin aspavientos, apenas una gota que asoma en la herida del sarmiento recién podado. Pero ahí, en ese gesto diminuto y obstinado, se esconde el anuncio más elocuente de la primavera: la savia vuelve. Y con ella, la promesa de otro año, de otro vino, de otra historia”.

El lloro de la vid es un fenómeno natural que se produce cuando la savia de la vid gotea por los cortes de poda. Es un signo de que la planta está despertando del letargo invernal y comienza un nuevo ciclo vegetativo. A diferencia de los años precedentes, la campaña vinícola ha comenzado muy bien. La planta ha recogido suficientes recursos hídricos para afrontar el verano que se presenta caluroso y escaso de precipitaciones. Los campos verdean con el inicio de la brotación de los viñedos. Un espectáculo que nos regala la naturaleza. Imposible no emocionarse ante tanta belleza!

De los pulgares surgen los sarmientos con las hojas que más tarde acompañaran los racimos. Ese fruto, la uva, es la materia prima para elaborar después los grandes vinos, pero todo comienza en el campo con el trabajo de los agricultores. Cuando compramos una botella o nos servimos una copa de vino, a menudo olvidamos el ingente trabajo que hay detrás de cada proceso.

Las últimas lluvias han sentado muy bien al campo que arrastraba años de sequía y había menguado las producciones. Por suerte, el granizo de estos días pasados no ha afectado a la viña que se encuentra en el inicio de la fase de floración. A falta de saber qué pasará con el vino, si finalmente Donald Trump prosigue con su campaña de aranceles del 20% a los productos europeos, que, de momento, ha pospuesto durante 90 días y donde el mercado de EEUU es uno de los principales destinos para muchas bodegas españolas, la campaña se presenta con buenas expectativas. Ahora hay que continuar con los trabajos del campo que en años de lluvia requiere de menos rejas y de menos laboreo.

Pero hay que estar avizor con los tratamientos fitosanitarios porque cada vez hay más plagas y los productos que echamos para combatirlas son menos eficaces. Si el tiempo acompaña, se prevé una buena cosecha.

 

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