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Las etiquetas de los alimentos en la UE: un laberinto que confunde a los consumidores

El etiquetado de los alimentos en la Unión Europea (UE) debería ser una herramienta que permita a los consumidores tomar decisiones informadas al realizar sus compras. Sin embargo, un reciente informe del Tribunal de Cuentas Europeo ha revelado que las etiquetas, en lugar de aportar claridad, a menudo generan confusión. Este problema afecta a los 450 millones de consumidores en la UE, quienes se enfrentan a un creciente número de declaraciones, logotipos, eslóganes y evaluaciones que pueden ser engañosas.

Lagunas legislativas y normas obsoletas

La normativa de la UE sobre el etiquetado de alimentos incluye varios reglamentos, como el Reglamento de 2002 sobre legislación alimentaria y el Reglamento de 2011 sobre información al consumidor. Estas leyes garantizan que los alimentos contienen información básica obligatoria , pero dejan margen para prácticas engañosas debido a deficiencias ya la falta de actualización en un mercado que evoluciona rápidamente.

Por ejemplo, las normas permiten que productos con alto contenido en grasa, azúcar o sal utilicen declaraciones nutricionales y de propiedades saludables, siempre que cumplan ciertos requisitos. Así, alimentos como barras energéticas azucaradas pueden promocionarse como "altas en proteínas", llevando al consumidor a pensar que son opciones saludables.

Las etiquetas de los alimentos en la UE: un laberinto que confunde a los consumidores

Etiquetas confusas y declaraciones no reguladas

El informe también destaca el uso de declaraciones no reguladas sobre propiedades saludables de sustancias botánicas, como "mejora el rendimiento físico" o "contribuye a la recuperación de energía". Estas afirmaciones no siempre cuentan con respaldo científico, lo que aumenta la desconfianza entre los consumidores.

Además, los sistemas de etiquetado nutricional frontal , como Nutri-Score o la batería NutrInform, no están armonizados a nivel de la UE. Cada país puede adoptar su propio sistema, lo que genera confusión en los consumidores , quienes deben descifrar significados diferentes según el país donde comprenda.

Impacto en consumidores con necesidades específicas

Los consumidores con alergias alimentarias, vegetarianas y veganas enfrentan desafíos particulares. Por ejemplo:

  • El etiquetado de alérgenos a menudo utiliza frases genéricas como " puede contener ", lo que limita las opciones de productos para quienes necesitan evitar ciertos ingredientes.
  • No existe una definición uniforme para productos etiquetados como veganos o vegetarianos a nivel europeo, dejando espacio para interpretaciones inconsistentes por parte de los fabricantes.

Proliferación de etiquetas voluntarias y ecológicas

El número de etiquetas voluntarias también está en aumento. Muchas de ellas destacan cualidades como "sin antibióticos", "fresco", "natural" o "sin gluten". Aunque estos términos pueden atraer a los consumidores, no siempre están respaldados por regulaciones específicas. Además, las alegaciones medioambientales se han convertido en un área gris que permite a las empresas aprovechar la tendencia hacia productos más sostenibles sin cumplir estándares verificables.

Falta de educación y comprensión del etiquetado

La educación de los consumidores sobre el etiquetado de alimentos no ha sido una prioridad para la UE. Entre 2021 y 2025, solo se han destinado 5,5 millones de euros a campañas de sensibilización, una cifra insignificante en comparación con los 450 millones de consumidores que podrían beneficiarse de esta información.

Uno de los mayores ejemplos de confusión es la falta de comprensión sobre términos básicos como " fecha de caducidad " y " fecha de consumo preferente ". Este desconocimiento puede llevar al desperdicio innecesario de alimentos o a problemas de seguridad alimentaria.

Controles insuficientes y sanciones débiles

Aunque los controles para el etiquetado obligatorio funcionan bien, no ocurre lo mismo con la información voluntaria o las ventas de alimentos en línea, que han aumentado significativamente desde la pandemia. Muchas de las plataformas que operan fuera de la UE no son objeto de control, lo que representa una brecha importante en la regulación.

En cuanto a las sanciones, los auditores concluyen que las multas no siempre son disuasorias ni proporcionales al daño causado. Esto permite que algunas empresas sigan utilizando prácticas engañosas sin temor a consecuencias significativas.

Propuestas para un etiquetado más claro y transparente

El informe del Tribunal de Cuentas Europeo sugiere varias acciones para mejorar el sistema de etiquetado de alimentos en la UE:

  1. Armonización de sistemas nutricionales frontales : Unificar etiquetas como Nutri-Score para ofrecer a los consumidores información clara y consistente.
  2. Mayor regulación de declaraciones voluntarias : Establecer normas más estrictas para términos como "natural" o "fresco".
  3. Educación al consumidor : Incrementar la inversión en campañas de sensibilización para que los consumidores comprendan mejor el significado del etiquetado.
  4. Refuerzo de controles : Mejorar la supervisión de información voluntaria y ventas en línea.
  5. Sanciones efectivas : Asegurarse de que las multas sean lo suficientemente severas como para prevenir abusos.

Conclusión: proteger al consumidor europeo

Las etiquetas de alimentos son una herramienta crucial para informar al consumidor, pero las deficiencias actuales en la legislación y los controles de la UE están dejando a los compradores expuestos a prácticas engañosas. Una mayor regulación, acompañada de una educación adecuada, puede ayudar a reducir la confusión y garantizar que los 450 millones de ciudadanos europeos puedan confiar en la información que aparece en los productos que compran.