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Las dietas basadas en la genética ya son una realidad

La genética se ha convertido en uno de los pilares de la innovación alimentaria. En los últimos años, la industria se ha enfocado en ofrecer al consumidor dietas personalizadas que mejoren su salud y bienestar. Para ello, la genética juega un papel fundamental. 

Los departamentos de I+D+i están destinando gran parte de sus recursos en diseñar alimentación personalizada a partir del estudio de la microbiota y, sobre todo, de la genética. “Nuestra clientela, cada vez, nos demanda más tests genéticos para poder adaptar su dieta tras los resultados y consumir los productos que mejor les funcionarán dependiendo de sus necesidades”, explica Carolina Girbés, directora de marketing y comunicación de Herbolario Navarro. 

Esta compañía valenciana ha sido pionera en ofrecer en sus establecimientos test genéticos que muestran información tan valiosa como la predisposición a la obesidad, el déficit de vitaminas o los alimentos más recomendados en función de la genética de cada uno. No obstante, aunque estas pruebas son muy fáciles de realizar en casa, los expertos inciden en acudir con los resultados a un profesional para que nos ayude a interpretarlos y a diseñar nuestra dieta. “Siempre recomendamos a nuestra clientela que pidan asesoramiento a nuestro equipo profesional para garantizar una correcta interpretación de los datos”, explica Ana María Rodríguez, farmacéutica de Herbolario Navarro. 

En esta misma dirección apunta el centro tecnológico AINIA que trabaja en el desarrollo de un DataSpace en colaboración con el Instituto Tecnológico de Informática (ITI), que permitirá mejorar los indicadores de salud de la población y la competitividad de las empresas en el entorno de la alimentación personalizada. Y es que según explica el centro, todavía hay muy pocos datos recopilados que posibiliten vincular las características de los alimentos con las necesidades individuales. 

Otro ejemplo de esta tendencia al alza es el programa de investigación europeo Stance4Health, que tiene una duración de cuatro años. En el proyecto participan 19 entidades de ocho países y la dirección la lleva a cabo un equipo de la Universidad de Granada liderado por José Ángel Rufián. En él se han realizado estudios de microbiota y estilo de vida y se ha diseñado un algoritmo y una aplicación para definir la alimentación de un grupo de personas participantes: un conjunto de adultos en España y otro de niños en Grecia.

En definitiva, la importancia de la genética en la alimentación no es solo una tendencia al alza sino uno de los retos del futuro más próximo para el sector que apostará por ofrecer a los consumidores alimentación personalizada para mejorar su bienestar.