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El porcino en 2023: adiós a un convulso año del tigre

Pablo Resco Sánchez Responsable de Estrategia Agroalimentaria en Plataforma Tierra.

El 21 de enero de 2022 terminó el año del tigre según el calendario chino, un año convulso que se inició con una guerra que sigue estancada y sin fácil solución. Las consecuencias de la cruenta invasión de Ucrania y el temor a la extensión de la peste porcina africana (PPA) siguen siendo las dos grandes preocupaciones del sector. 

Nuestra dependencia del exterior tanto para la alimentación animal como para la venta de nuestra producción en un mundo tan globalizado, supone que cualquier perturbación, esperada o no, pueda tener un impacto significativo.

Pero más allá de pestes y guerras, se siguen produciendo otros cambios que pueden marcar nuevas direcciones o profundizar en reformas ya iniciadas.

Durante el transcurso del año 2023, se están implementando diversas medidas para modificar la regulación en cuanto al bienestar animal. La primera de ellas, el Real Decreto 159/2023, se enfoca en el sector porcino para eliminar la práctica del raboteo de manera rutinaria. El decreto establece un plazo de dos años para que se realicen una serie de adaptaciones necesarias.

En concreto, este decreto introduce nuevos valores de densidad máxima para los animales en las granjas, así como nuevas condiciones en cuanto a su alimentación, suministro de agua, comederos, las condiciones ambientales y la disponibilidad de material manipulable para los animales.

Además, se tiene previsto que en otoño se publique una propuesta de la Comisión para mejorar el bienestar animal en toda la cadena de producción y comercio, desde la cría y transporte hasta el sacrificio de los animales.

Esta propuesta se basará en diversos informes ya publicados de recomendaciones de la EFSA sobre el transporte y granjas de porcino. Se espera que los informes restantes se publiquen antes del verano, junto con un informe de impacto sobre distintas alternativas.

Asimismo, se espera la publicación de un nuevo Real Decreto que desarrolle la normativa de sanidad animal en cuanto a las obligaciones de vigilancia y el plan sanitario integral. También establecerá responsabilidades en aspectos como la bioseguridad, el uso prudente y responsable de los medicamentos veterinarios, la prevención y el control de enfermedades, y desarrollará la figura del veterinario de explotación.

Con la entrada de esta última regulación, también se aplicará lo establecido en el Real Decreto 992/2022, que regula el método para realizar el cálculo del uso habitual y trimestral de antibióticos por explotación.

Por último, en marzo de 2023 se ha alcanzado un acuerdo para modificar las normas europeas sobre emisiones industriales a las explotaciones ganaderas. A partir de ahora las explotaciones de porcino con más de 350 UGM, deberán llevar a cabo en un plazo de 4 a 6 años un control de sus emisiones.

Oferta: producción y precios internacionales

El año 2022 y lo que llevamos de 2023 han estado marcados desde el principio por la guerra de Ucrania. El incremento de los costes de piensos y energía durante los primeros meses del año tuvo un efecto demoledor sobre la ganadería, sobre todo en Europa.

Hasta el verano no existía seguridad sobre el suministro de Ucrania, uno de nuestros principales proveedores de grano. Sólo el comienzo de las negociaciones para la apertura de negociaciones del corredor del Mar Negro consiguió aliviar la situación.

La bajada de las materias primas ha sido paulatina, y no sido hasta febrero de 2023 cuando se ha logrado recuperar niveles prebélicos en el precio de los insumos.

Aunque la demanda mundial de cereales mantiene los precios dentro de unos umbrales altos, las subidas de tipos para contener la inflación y las recientes crisis bancarias presionan a la baja los precios, especialmente de la energía, por el temor a una recesión.

 

 

El precio de los insumos comenzó a subir en otoño de 2021, lo que llevó a una disminución del censo porcino en los principales países debido a la falta de rentabilidad. La guerra agravó la situación, causando una disminución aún mayor del número de animales.

Esta bajada se vivió especialmente en EE. UU. y Alemania, que vieron lastradas sus ventas al exterior en 2022 en algo más de un 10 %, perjudicadas además por la revalorización del dólar y las restricciones al comercio por la PPA, respectivamente.

En el caso de Brasil, la disminución del censo ganadero se debe en gran parte a una reestructuración progresiva que está experimentando el sector. Esto ha llevado al abandono de explotaciones menos productivas y al crecimiento de aquellas más intensivas, lo que ha dado lugar a una mayor producción de carne.

Este descenso se vio también en prácticamente todos los países de la UE, incluida España, donde se ha interrumpido un periodo de crecimiento de 10 años. No obstante, el alto nivel de exportaciones de España ha mitigado mucho estas cifras.

En cuanto al censo de reproductoras, únicamente se ha producido una bajada en la UE, principalmente en Alemania y Dinamarca, donde se reduciría en un 12 % y un 9 % respectivamente, lo que está manteniendo baja la oferta de lechones durante estos primeros meses de 2023.

 

 

La disminución del número de animales en la Unión Europea ha resultado en una reducción del volumen de producción de carne de alrededor del 6% en 2022. Sin embargo, la magnitud de esta disminución varía entre países. Mientras que en Alemania, Polonia y Bélgica la reducción supera el 9%, en Holanda y España la disminución es de solo un 1% o 2%, respectivamente. De hecho, estos dos últimos países son los únicos que han mantenido un crecimiento en la producción en los últimos 10 años. Además, España es desde el 2021 el primer productor de carne porcina de la UE.

 

 

Esta caída del censo ha reducido la oferta de carne y provocado que que los precios estén alcanzando niveles nunca vistos en Europa, sobre todo a partir de diciembre del año pasado.

 

 

A pesar de los precios, el incremento de la producción será lento. Según las proyecciones del USDA, se espera una disminución en la producción de carne en toda la UE, en línea con las estimaciones de la Comisión Europea, que sugieren una posible vuelta al crecimiento sólo a partir del tercer trimestre de 2023.

 

En cuanto a China, la reconstrucción de su censo ganadero ha sido muy rápida tras el gran brote de PPA. Si bien aún se presentan nuevos casos, estos parecen no haber afectado significativamente a un número importante de animales.

Pero esta rápida recuperación, junto con el aumento de los precios de las materias primas, ha causado desequilibrios en la oferta y la demanda, lo que ha llevado a una disminución en la cría de ganado y un aumento en los precios en los últimos meses de 2022. La liberación de reservas a partir de octubre logró mantener los precios bajo control, pero a costa de debilitar el estímulo a la producción.

 

 

Estos precios del cerdo que se vieron en gran parte del año 2022 en China, obligaron a muchos productores a reducir sus existencias, incluyendo las cerdas, debido a dificultades financieras. Aunque el número de reproductoras se recuperó a finales de 2022 después de que los precios del cerdo se recuperaran, no fue suficiente para recuperar los niveles de 2021.

 

 

Se espera que la recuperación de la cabaña, junto con la relajación de las restricciones por el COVID-19 y la prohibición de importar carne de vacuno de Brasil, impulse la demanda y producción en China durante el transcurso de 2023, aunque no superen los niveles de 2022. Esta tendencia permitiría al sector porcino recuperar parte de la cuota de mercado que ha venido perdiendo frente a otras carnes.

En cuanto al resto de países importadores, se observa una disminución en la producción por parte del Reino Unido, lo cual era de esperarse. Los malos resultados económicos que ha enfrentado este sector han generado dificultades en su producción, lo que ha llevado a una reducción tanto en el número de cerdos de engorde como en el rebaño de hembras, llegando a disminuir hasta en un 15%.

 

El consumo internacional de carne

Según la FAO, el consumo internacional de carne de cerdo durante los últimos 30 años ha crecido a un ritmo de un 2 % anual. Este crecimiento se está concentrando principalmente en los países del sudeste asiático, donde el consumo per capita ya está casi al nivel de la UE.

 

 

La OCDE y la FAO, aunque esperan que el consumo siga aumentando los próximos años, estiman que este crecimiento seguirá concentrándose principalmente en Asia, así como en otras regiones como Rusia y América. En cambio, la Unión Europea experimentará a largo plazo el mayor descenso en el consumo de carne en beneficio de otros sectores como el pollo.

A pesar de esto, el USDA prevé un crecimiento en los principales países productores de carne, incluyendo la UE, para 2023. La propia Comisión sugiere que podría mantenerse el consumo en un entorno de alta inflación, debido en parte a las bajadas importantes de la producción de pollo en algunos países como Francia o Italia.

Sin embargo, en el Reino Unido se prevé una reducción del consumo de carne, entre otros factores, por las dudas que muchos organismos muestran por su economía para este año.

 

El comercio internacional

El volumen de comercio global durante 2022 se ha resentido, principalmente debido a la baja cantidad de importaciones que realizó China en comparación con el año anterior. Dado que China representa el 25 % de las importaciones mundiales, este descenso ha tenido un impacto significativo.

Aunque esta situación persistió hasta el tercer trimestre del año, el desequilibrio entre la oferta y la demanda internas impulsaron las importaciones nuevamente, aunque aún por debajo de los niveles alcanzados en 2020 y 2021.

Sin embargo, no todas las partidas comerciales han sido igualmente afectadas por esta disminución. El comercio mundial está dominado por dos categorías de productos: las carnes frescas o congeladas y los despojos, estos últimos destinados mayoritariamente a China.

Es importante destacar que el descenso en el nivel de las compras de China en el exterior durante 2022 se ha concentrado únicamente en la partida de carnes congeladas, que ha registrado una disminución del 50%, mientras que la partida de despojos aunque ha descendido un 14 %, ha permanecido mucho más estable.

 

 

La disminución de las importaciones de China tuvo un impacto significativo en los principales exportadores, pero especialmente en España, donde el volumen exportado al país asiático se redujo en un 60 %. A pesar de esto, España continúa siendo el principal proveedor de carne de cerdo a China.

España se ha consolidado como el principal proveedor para China de carne y de despojos, así como de otras categorías, aunque algunas de ellas no tienen un volumen de importaciones tan significativo. Aun así, hay algunas partidas que muestran un importante crecimiento en su volumen de importaciones, como el caso del jamón, que en los últimos tres años ha experimentado un incremento de 23 veces, alcanzando un total de 1.240 toneladas

La bajada de la demanda china también ha afectado a otros países europeos como Dinamarca y Holanda, que aunque en menor medida que España, habían aprovechado el espacio dejado por Alemania por las restricciones impuestas por la PPA en estos dos últimos años.

Se prevé un incremento de la demanda y de las importaciones de China en 2023, ya que aunque la producción crecerá, no superaría  el nivel medio del año pasado

Aunque Brasil redujo también sus exportaciones en 2022 un 23 %, a partir del verano volvió a retomar la senda alcista y se afianza como segundo gran suministrador de cerdo a China. Desplaza a los EE. UU., cuyas exportaciones han retrocedido un 47 % principalmente en Asia, también en parte por las grandes tensiones comerciales que mantiene con el país asiático desde 2018.

 

 

El USDA prevé que en 2023 la necesidad de importación mundial de carne de cerdo se incrementará debido a diversos factores. En el caso de China, se espera que la producción se mantenga estable después del descenso en su censo en el primer semestre de 2022. Sin embargo, se prevé que la demanda en el país asiático aumente con el fin de las restricciones de COVID, lo que generaría una mayor necesidad de importaciones.

El aumento de las importaciones ya empezó en los últimos meses del año pasado y se mantiene más alto que en el inicio de 2022, aunque haya retrocedido en el mes de febrero por el fin de las celebraciones del año nuevo chino. Sólo en los dos primeros meses de 2023 se habría incrementado un 24 % en volumen respecto al mismo periodo el año pasado.

En el Reino Unido, por otro lado, se enfrentan a una disminución en su producción interna de carne debido a la falta de rentabilidad, lo que impulsaría la necesidad de importaciones para satisfacer la demanda interna. Por último, en Filipinas, aunque se espera un aumento en la producción para este año, se estima que no será suficiente para satisfacer el creciente consumo del país.

Por el contrario, el aumento de la producción nacional en México y Japón, junto con el descenso continuo que se ve en el consumo en este último caso, impulsarían un descenso de las importaciones en estos dos países.

 

 

Durante el 2022, se ha registrado una disminución del 7% en el volumen de las exportaciones mundiales de carne de cerdo, aunque se observó una ligera recuperación a finales de año, esta tendencia sigue en declive desde el mes de diciembre.

A pesar de la reducción en las exportaciones, la Unión Europea continúa siendo el principal exportador mundial de carne de cerdo, incluyendo tanto las exportaciones dentro como fuera de la UE. España ha logrado situarse como el principal exportador mundial de carne de cerdo, superando incluso a los Estados Unidos.

En comparación con otros países, España ha logrado mantener una reducción menor en sus exportaciones, registrando una disminución inferior al 6%, por debajo de las de los Estados Unidos y Alemania, quienes han reducido sus exportaciones en un 12%. Solo Brasil ha logrado mantener un volumen de exportaciones similar al del año anterior.

 

 

Durante el año 2022, la disminución del volumen de exportaciones de carne de cerdo se ha dejado sentir también en las ventas de los propios países de la UE al mercado europeo (incluyendo al Reino Unido), que descendieron un 1%.

Esta disminución de ventas ha tenido un impacto significativo en Bélgica, Polonia y Alemania, cuyas ventas han disminuido en un 13%, 11% y 9%, respectivamente. Estos países han sufrido más la crisis de costes del año pasado debido a las restricciones a la exportación de carne por la PPA, por lo que su producción se ha resentido más que la media.

Desde que se cerraron las fronteras al comercio asiático en 2018, estos países habían estado ganando cuota de mercado en Europa ya que era el único destino para su producción. Sin embargo, su baja producción ha permitido a España, aumentar un 16% sus ventas, que representan ahora el 20% de las exportaciones dentro del mercado europeo.

Aunque esto ha ayudado a compensar en parte la caída de las exportaciones fuera del mercado europeo, que han disminuido algo menos del 20%, principalmente debido a la baja demanda de China, la reducción de la cabaña y los altos precios que se están viendo en el mercado europeo podrían perjudicar las exportaciones fuera de la UE.

De hecho, el USDA estima que en 2023 las ventas de la UE al exterior disminuirán otro 5% en 2023 por los altos precios actuales, lo que permitiría a Brasil aumentar aún más su cuota de mercado, especialmente en China. De hecho, las ventas europeas a China de enero de 2023 comparadas con las de enero de 2022 han bajado un 5 %, mientras que las destinadas a otros países del Extremo Oriente como Japón o Corea del Sur han disminuido 11 %.

 

El mercado porcino en España

En España, el censo de ganado porcino ha experimentado un notable aumento en los últimos años, con un ritmo de crecimiento cercano al 4 % anual. Sin embargo, este ciclo de crecimiento se ha visto interrumpido recientemente debido al aumento de los precios de los insumos desde el otoño de 2021, lo que ha provocado una caída del 1 % en el número de animales a finales de 2022.

 

 

A pesar de que el precio de los animales comenzó a recuperarse en febrero de 2022, gracias en gran parte al repunte de las exportaciones en esos meses, no fue hasta la primavera de 2022 que por ejemplo, las explotaciones de ciclo cerrado ograron obtener márgenes brutos positivos. Esto solo considerando el precio de los animales y los gastos de alimentación y sin tener en cuenta los gastos totales.

La entrada en beneficios en el segundo semestre para muchas explotaciones se ha ido consiguiendo con la progresiva bajada de los costes a partir del otoño y con el fuerte repunte de los precios a partir de diciembre.

 

 

La disminución del censo de animales, como consecuencia de las pérdidas acumuladas a lo largo de 2022, provocó una reducción del 2 % en la producción de carne en España en comparación con el año anterior. Sin embargo, los efectos se hicieron más evidentes durante el invierno, ya que la reducción entre enero de 2022 y enero de 2023 alcanzó el 24 %, dada la escasez de lechones.

La subida del precio de los animales debido a la escasez de oferta, mayor en España que en otras zonas de Europa, combinada con la bajada de los cereales, está reactivando la actividad del sector. Por ejemplo, la importación de animales vivos ha aumentado un 67 % si comparamos enero de 2022 con enero de 2023.

 

 

Durante el año 2022, las exportaciones se vieron negativamente afectadas por la situación global desfavorable. Aunque las cifras de comercio con China fueron positivas hasta febrero y en el último trimestre del año, la sobreoferta en el mercado chino y las intervenciones del gobierno local para estabilizarlo en otoño tuvieron un impacto significativo en la salida de la producción interna, especialmente a partir de diciembre.

Sin embargo, la escasez de carne de cerdo en toda Europa permitió un aumento de las exportaciones de esta carne a Europa y a otros países como Japón o Corea, compensando así la disminución en las exportaciones a China. En términos generales, el volumen exportado total disminuyó en un 3 %, mientras que por ejemplo, el destinado a Europa aumentó en un 16 %, o las de Japón y Corea un 40 % y un 32 % respectivamente. También destaca el crecimiento de países como México, un mercado en crecimiento cuyo volumen se incrementó un 50 %, alcanzando casi las 24.000 t.

 

 

En el conjunto de 2022, la caída de las dos principales partidas, la de carne y la de despojos cayeron un 6 % y un 4 % únicamente por el descenso de la demanda de China, aunque el valor de las exportaciones se mantiene estable por el aumento de los precios de exportación.

 

 

En 2023, la producción europea se está enfrentando problemas de competitividad, debido precisamente a los altos precios internos por la falta de oferta, lo que está limitando las exportaciones fuera de la UE. Esta fuerte competencia se está notando también en los precios de exportación medios, que llevan dos meses de caída, aunque se siguen situando a niveles muy altos.

 

 

El consumo de carne de cerdo y sus productos derivados continúa en aumento tras la crisis de la COVID-19, registrando dos años consecutivos de subidas y superando ligeramente los niveles de consumo de 2018.

A nivel nacional, el consumo interno representa el 50% de la producción, considerando la producción compensada con el comercio exterior. Sin embargo, el consumo doméstico en hogares es solo del 40%, según el panel de consumo del Ministerio de Agricultura y el propio dato de consumo aparente.

El consumo de carne en los hogares ha disminuido notablemente debido al impacto de la inflación.

 

El aumento del consumo aparente de carne de cerdo en 2022 se produjo ayudado sobre todo por la reactivación del turismo tras la eliminación de las restricciones, a pesar del descenso del consumo en los hogares. A pesar de un ligero repunte de este último en marzo, algo habitual en todas las carnes y que ayudó algo a impulsar los precios; el consumo de carne de cerdo fresca y transformada en los hogares retrocedión hasta octubre (último mes con datos)  un 10 % respecto al año pasado.

 

 

La falta de producción debido a la crisis de costes ha mantenido alto el precio para el consumidor hasta ahora, no solo en el caso del porcino, sino en el conjunto de alimentos. No obstante, a pesar de que la carne de cerdo está contribuyendo a la inflación, lo hace en menor medida que otros alimentos.

 

 

En cuanto al tipo de productos consumidos, aproximadamente el 60% de la carne de cerdo consumida en hogares corresponde a productos transformados, que representan alrededor del 70% del valor total. Se espera que para el 2022, debido a la inflación y el aumento de precios de estos productos, esta proporción se acerque al 80%.

Estado sanitario: la peste porcina

Uno de los mayores riesgos para el sector es la Peste Porcina Africana (PPA), una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a cerdos y jabalíes, y puede tener graves consecuencias económicas.

La FAO, ya la considera endémica en el África subsahariana, en la isla italiana mediterránea de Cerdeña y en partes del Cáucaso y de Europa oriental.

La PPA está ya extendida por numerosos países. pero es en Europa donde más casos y más daño está causando en la actualidad. Por su peligrosidad, la detección de un sólo caso implica el sacrificio de un gran número de animales en explotaciones ganaderas y la implementación.

 

 

Al ser una enfermedad altamente contagiosa, sigue propagándose por el continente, donde siguen detectando nuevos focos en poblaciones de jabalís salvajes o en cerdo doméstico. En 2023 ya se han detectado 4222 brotes hasta marzo, con 100 casos en explotaciones porcinas.

 

 

También se prevé que la peste porcina africana (PPA) sea ya endémicas en partes China, donde siguen apareciendo focos de forma recurrente.

Su efecto en estos últimos dos años ha sido limitado en la producción comercial, ya que los productores parecen haber ajustado las prácticas de producción para gestionar los brotes en muchos casos, a costa de aumentar los costes de producción.

Sin embargo, debido a la magnitud de su producción y la falta de transparencia, es preocupante la posibilidad de que surjan brotes que no puedan ser controlados. El brote más reciente, que aún no ha sido confirmado oficialmente, podría haber afectado a un número significativamente mayor de animales en comparación con el total registrado en todo el año 2022..

Para protegerse de la enfermedad, es necesario seguir implementando medidas de restricción de movimiento, higiene y bioseguridad, control de acceso, monitoreo de la salud de los animales, control de vectores, capacitación del personal y establecimiento de medidas de cooperación internacional para una respuesta coordinada en caso de detección de la enfermedad.

Conclusiones

El sector porcino español se enfrenta a cambios significativos en su forma de producción debido a regulaciones que buscan mejorar el bienestar y la salud de los animales, así como la sostenibilidad y responsabilidad en la producción.

Aunque las peores predicciones de la guerra de Ucrania se han quedado atrás, su impacto en los costes de piensos y energía se nota todavía en la baja producción de carne en Europa que puede durar hasta la segunda mitad de 2023 por la falta de lechones, ya que los altos precios de los animales y la bajada de las materias primas están ya reactivando un sector por la mejora de los márgenes.

Parte también de la situación de 2022 se ha debido a la rápida recuperación de la producción en China tras el brote de PPA, que ha causado desequilibrios en la oferta y la demanda en su mercado interno, y una reducción muy importante de sus importaciones, principalmente de carne congelada.

Por ello España vio como sus exportaciones a China se reducían de forma importante. Aunque sigue siendo destacado, logró reorientar gran parte del volumen a otros países de la UE y de Extremo Oriente, como Japón y Corea, lo que le ha ayudado a resistir mejor que otros países europeos.

Durante el año 2022, a pesar de los precios altos, el consumo aparente en España ha seguido recuperándose tras la crisis provocada por la pandemia de COVID-19. Este crecimiento se ha debido principalmente al aumento del turismo, así como al crecimiento de la economía, el empleo y al ahorro acumulado durante la pandemia. Sin embargo, el consumo de los hogares se ha visto afectado por la inflación.

No obstante, la inflación y las medidas que se están tomando para frenarla, son dos riesgos de cara al futuro por sus consecuencias frente al consumo y a la capacidad del sector de afrontar nuevas inversiones.

La Peste Porcina Africana (PPA) es otro de los grandes riesgos para el sector. La aparición de nuevos brotes en Centroeuropa es un recordatorio de sigue siendo necesario seguir implementando distintas medidas de higiene, bioseguridad, control de la salud de los animales, control de vectores y formación para prevenir y mejorar el control de la enfermedad.