No a la pinyolà
* La Abeja es Vida / CCPV-COAG / UPA-PV
Ya son casi treinta años, treinta largos años en los que la Conselleria de Agricultura destierra a las abejas de su hábitat y sus propios campos. La maldita pinyolà, que obliga a alejar las colmenas a más de cuatro kilómetros de cualquier cítrico, ya sea un naranjo amargo de Colón o la Alameda, resulta un absurdo continuado e impuesto durante tres décadas que hace pagar a las abejas la mala gestión de esta administración y las anteriores.
Pongámonos en antecedentes. Durante el año 2020 se logró un pacto unánime y sin precedentes del sector apícola. Todas las organizaciones vinculadas a los diferentes sindicatos agrarios y Asociaciones de Defensa Sanitaria implicadas (ADS), llegamos al acuerdo de hacer frente a esta imposición y presentamos ante las autoridades un Plan de Viabilidad con soluciones a la polinización cruzada y otras cuestiones apícolas.
A lo largo de 2021 hemos estado insistiendo de todas las maneras posibles para conseguir reuniones para afrontar el Plan de Viabilidad, obteniendo únicamente silencio por respuesta. Hay que recordar que la Consellera se comprometió a que en el 2022 habría cambios sustanciales y la pinyolà no se publicaría, al menos en los términos en que se ha realizado en los años precedentes. Sin embargo nos encontramos nuevamente ante un burdo “copia-pega”.
Hace poco más de una semana nos enteramos por la prensa que solo dos de las organizaciones agrarias que participaban de la unidad de acción del sector y cooperativas se habían reunido con el Comité Gestor de Cítricos, y sin el apoyo de este último habían presentado una “solución”* a Conselleria. Ésta se resume en la ampliación de cuatro años más del destierro de colmenas, una serie de subvenciones para los cítricos híbridos y la geo-localización los colmenares. De esta manera, la administración se presenta como colaborador firmante que acepta las condiciones que se le han trasladado, mientras que realmente elude dar la cara ante el sector apícola y trabajar en una verdadera solución a corto, medio y largo plazo.
Cuando se presume de conseguir un “acuerdo” como este, resulta necesario aclarar que quienes lo firmaron no disponen de una base mayoritaria de apicultores y colmenas y por tanto no representan al conjunto de la apicultura valenciana.
Por otra parte, el Comité de Gestión de Cítricos (CGC) y las Cooperativas no representan a los agricultores ni a los apicultores, sino que defienden sus propios intereses comerciales, es una posición legitima, pero en ningún caso es el interés general del sector, papel que debería jugar la administración y que claramente durante 30 años ha hecho dejación de funciones con este tema. Además, comete el error de dar de lado a una parte importante del sector, lo que pone seriamente en cuestión que este acuerdo sea el fruto de un amplio consenso entre los agentes implicados.
Hace tiempo que se escucha la entelequia de geolocalizar. Pero no se sabe qué quieren geolocalizar ¿los apiarios?¿las colmenas? ¿todas y cada una de las abejas, solo las reina o quizá mejor a nosotras, las apicultoras y apicultores? Cuando lo lógico es tener localizadas las parcelas
de variedades hibridas que son estáticas, y permitiría hacer un mapa varietal citrícola de la Comunitat Valenciana localizando zonas que aun habiendo citricultura no hubiera híbridos de modo que se pudiera compatibilizar y generar sinergias positivas entre las dos actividades.
El polen poliniza estas variedades generando las pepitas. Las pepitas tampoco la hemos inventado quienes nos dedicamos a la apicultura. Es un problema de unas variedades híbridas que se han plantado sin regulación ni planificación y es labor de la administración solucionar ese problema. Se obvia que la polinización no la hacen solo las abejas (apis melifera), también hay miles de insectos y vectores de todo tipo que hacen esta labor, como el mismo viento.
El campo valenciano, castellonense y alicantino es dinámico, uno de los más dinámicos y emprendedores del Estado. Por tanto con un trabajo bien hecho por parte de la administración y un apoyo para acometer las medidas necesarias el sector se citrícola se podrá adaptar apostando por el respeto a la biodiversidad, las abejas y el oficio milenario que las cuida.
A las personas que viven de la citricultura y a la sociedad en general les decimos que no existe un conflicto entre apicultura y citricultura, este conflicto es una maniobra de divide y vencerás.
A la administración le pedimos valentía y arrojo para que al menos dé explicaciones ya que están faltando a su palabra. Reúnan al sector y den soluciones pues esto no es más que una muerte lenta para la apicultura en nuestro territorio.
A los tres reyes magos, que nos han traído este “regalo” de cuatro años más de pinyolà pocas palabras caben aparte de vergonya.
Por ultimo, fuerza y determinación a las personas que vivimos de la apicultura y a toda la sociedad que se beneficia de la labor de estos fascinantes insectos, imprescindibles para la vida en el planeta y seriamente amenazados por multitud de factores. Salgamos a la calle a picar “como colmena en el tomillo”. Aunque el futuro pinte oscuro saldremos de esta. Lograremos que se valore este modo de vida que da vida. Lograremos que las abejas sean Patrimonio de la Humanidad, sumando más apoyos y gritando ¡no a la pinyolà!