Pasar al contenido principal

La Comunitat Valenciana tiene un gran potencial en enoturismo

El vino y la cultura vitivinícola que lo envuelve es un elemento de atracción turística con gran potencial en nuestro territorio, según la Agència Valenciana del Turisme. La Comunitat Valenciana cuenta con tres rutas del vino: Alicante (88 servicios y establecimientos turísticos), Utiel-Requena (37) y Castellón (25); además de las 11 bodegas de la asociación enoturística Terres dels Alforins y otras explotaciones vitivinícolas que han desarrollado líneas de negocio turístico.

Las rutas de Alicante y Utiel-Requena forman parte del Club de Producto de Rutas del Vino de España-ACEVIN. Según los datos publicados recientemente por (*)ACEVIN, estas rutas registraron en sus bodegas y museos un total de 121.957 visitantes en 2017. Cabe destacar el incremento del 14,19% en Utiel-Requena con respecto al ejercicio anterior.

El precio medio de la visita enoturística media en la Comunitat Valenciana es superior a la nacional. 8,38 euros en el conjunto de España por 8,42 euros en Utiel-Requena y por 9,71 euros en Alicante, las dos que forman parte del Club de Producto de Rutas de Vino de España-ACEVIN 

En términos de impacto económico, el precio medio de la visita estándar se sitúa ligeramente por encima de la media nacional (8,38 euros) en ambos casos: Alicante registra un precio medio de 9,71 euros y Utiel-Requena de 8,42 euros. En cuanto al gasto medio por visitante en tienda, la ruta de Utiel-Requena presenta una media de 17,73 euros y Alicante de 19,90 euros, superando esta última en 1,63 euros el gasto medio nacional (18,27 euros).

Según el 'Informe de demanda turística 2016-17 Rutas del Vino de España', a nivel nacional el gasto en destino del enoturista se sitúa en 156,63 euros/día, cifra muy superior a la media del turista nacional (53 euros) y a la media del gasto del turista internacional, (146 euros).

El potencial que presenta este producto en la Comunitat Valenciana invita a apostar por una actividad que contribuye al desarrollo socioeconómico del territorio generando riqueza en las zonas vitivinícolas, con una distribución del gasto turístico equilibrada (alojamientos, bodegas, restaurantes, comercios, etc.), que aporta desestacionalización y sostenibilidad al turismo poniendo en valor recursos endógenos, la cultura local y el respeto al medio ambiente y reforzando la marca con señas identitarias.