BioAtlantis es socio de una nueva red internacional de líderes científicos, centrada en el desarrollo de tecnologías de 'cebado molecular' para mejorar el rendimiento de los cultivos en condiciones estresantes causadas por el cambio climático. El proyecto se llama "CropPrime" y está financiado con hasta 1 millón de euros en el marco del programa de acciones HORIZON-Marie Skłodowska-Curie de la Unión Europea (ID del acuerdo de subvención: 101086366).

Europatat es parte de un consorcio internacional involucrado en el proyecto de investigación ADAPT (“ Desarrollo acelerado de variedades de patata tolerantes estrés múltiple ”), que tiene como objetivo desarrollar nuevas estrategias para hacer que las patatas se adapten a las desafiantes condiciones de crecimiento del futuro. El proyecto comenzó en julio de 2020 y se llevará a cabo durante los próximos tres años con un presupuesto total de 5 millones de euros financiado por el programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea en

Tradecorp ha demostrado, gracias a sus trabajos en campo, que gracias al efecto Primactive que proporciona el bioestimulante Phylgreen, los cultivos están preparados para anticiparse y prevenir los efectos del estrés abiótico.

Los estudios realizados por Tradecorp sobre diversos cultivos han confirmado el efecto Primactive, que capacita a la planta tratada con bioestimulantes, tales como Phylgreen, de anticipar y prevenir los efectos del estrés abiótico.

La aplicación de Phylgreen proporciona a los cultivos una serie de señales que se transfieren a todas las estructuras de las plantas y mejoran la respuesta frente al estrés. De este modo, los cultivos tratados con Phylgreen ofrecen mayor calidad, y un mayor rendimiento.

Ecoculture Biosciences se ha marcado como objetivo establecer las directrices para un cultivo de aguacate más sostenible. Para implementar su concepto de sostenibilidad, se han definido varios puntos como la mejora del uso del suelo para una producción más intensiva; la reducción de las pérdidas causadas por el estrés ambiental; el uso de menos fertilizantes convencionales; o el aumento de la cosecha, mejorando la calidad y la vida útil, para un menor deterioro de las frutas y hortalizas, reduciendo el destrío.

El cambio climático es la mayor amenaza para la seguridad alimentaria en todo el mundo. En torno al 50–80% de las pérdidas de cosecha en los cereales son debidas a eventos climáticos adversos, mientras que el estrés por plagas y enfermedades solo representa el 10% de las pérdidas (FAOSTATS 2013 and Bray et al., 2002). Todos los modelos predicen que la incidencia de estos eventos va a aumentar en el futuro, incrementando la presión sobre los productores.