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El compromiso de Nanta con la sostenibilidad en el sector agroalimentario

En los últimos tiempos, la sostenibilidad ha pasado de ser una elección a una necesidad. Especialmente en sectores como el agroalimentario, si se tiene en cuenta que en 2050 seremos 10 000 millones de personas para alimentar en un planeta con recursos alimenticios limitados, lo que exigirá un incremento del 70 % en la producción de alimentos.

Nanta, como compañía líder en la fabricación y comercialización de piensos compuestos para animales en la península ibérica, aporta su granito de arena para hacer frente a esta situación. De esta forma, además de su amplio conocimiento nutricional, técnicas y tecnologías punteras que han permitido poner en el mercado óptimas soluciones nutricionales para los animales que garantizan la seguridad de los alimentos que consumimos, la compañía destaca por su contribución a la sostenibilidad en la cadena agroalimentaria.

Un valor añadido que se percibe en sus productos y proyectos como Granja Circular, iniciativa para el avance de la ganadería hacia la sostenibilidad, así como en sus instalaciones, tanto en sus 16 fábricas repartidas por todo el territorio nacional, como en su sede central situada en Tres Cantos (Madrid), que destacan por su apuesta por la protección y conservación del medio ambiente.

“Trabajamos con nuestros proveedores para crear conciencia sobre los impactos sociales y ambientales que puede tener nuestra actividad; y buscamos soluciones para gestionarlos de la mejor forma posible”, señalan desde Nanta. “Además, desarrollamos proyectos que aporten beneficios ambientales y sociales y protejan el medio ambiente, y ofrecemos servicios a nuestros clientes para que ellos también puedan avanzar hacia la sostenibilidad de sus producciones”.

 

Gestión medioambiental en sus instalaciones

Consciente de estos impactos ambientales que puede tener su actividad en el entorno, Nanta trabaja intensamente en minimizarlos. Así, cuenta con un sistema de gestión medioambiental basado en las normas ISO 14001 mediante el que se identifican y evalúan los posibles aspectos ambientales con el objeto de tomar medidas para su control o reducción.

«Anualmente llevamos a cabo una evaluación de impactos ambientales en cada una de nuestras plantas, determinando los riesgos y oportunidades y, en función de ello, aplicando el principio de precaución establecido en nuestros procedimientos de gestión ambiental, realizamos una planificación de mejoras medioambientales y fijamos planes de emergencia medioambiental revisados y certificados externamente», explican desde la compañía.

De esa forma, atendiendo a los residuos, la totalidad de las fábricas de Nanta trabajan bajo el criterio de la valorización y el reciclaje, limitando los residuos directos derivados de sus operaciones y gestionado de la mejor forma posible estos, priorizando la reutilización y reciclado y evitando su traslado al vertedero, lo que han hecho llamar proyecto ‘cero residuos a vertedero’. En cuanto al diseño de sus productos y envases, la política que mueve la actividad de Nanta es la economía circular, apostando nuevamente por el reciclado y reutilización.

«Todos los centros de Nanta disponen de un punto limpio llamado “Econanta” destinado a recoger todos los residuos generados por la planta. Estos están perfectamente clasificados para su correcta gestión con el correspondiente gestor de residuos autorizado», añaden desde la organización. Así, en 2021 la compañía recicló la mayor parte de sus residuos.

 

Eficiencia y uso de energías limpias

Por otra parte, Nanta se esfuerza por emplear las materias primas con la mayor eficiencia posible. Este es el caso, por ejemplo, de la energía, optimizando su uso mediante el empleo de iluminación de bajo consumo tipo led o mejorando los sistemas de arranque de la maquinaria, entre otros. Además, la energía empleada en Nanta es “energía verde cero emisiones”. Lo mismo ocurre en el caso del consumo de agua, contando ya en numerosas plantas con sistemas de osmosis inversa que reduce los vertidos contaminantes y optimiza el proceso.

La huella de carbono es otro de los principales retos para todas las empresas a nivel medioambiental. Desde Nanta trabajan igualmente para reducir los gases de efecto invernadero apostando por energías limpias que generen el menor impacto posible sobre el medio ambiente. Así, se están eliminando los combustibles fósiles más contaminantes, optando por sistema de movilidad eléctricos, por ejemplo, en carretillas o en la flota de vehículos (etiqueta ECO).

Atendiendo a la protección de la biodiversidad, en Nanta se están desarrollando iniciativas de minimización del uso de antibióticos y se plantean objetivos de compra de soja en áreas no deforestadas.

En definitiva, Nanta se esfuerza para ser una industria líder en prácticas de gestión en el medio ambiente. Con estas medidas, se compromete a proporcionar soluciones nutricionales y de precisión sostenibles y de gran calidad con las que crear alianzas duraderas con los ganaderos y garantizar, a su vez, la seguridad alimentaria de los consumidores de proteína animal, tal y como marca la estrategia europea “De la granja a la mesa”, a partir de acciones sostenibles y acordes al bienestar animal y medio ambiente.