COAG alerta sobre el imparable aumento de las “importaciones de plagas” de terceros países y el deficiente control en frontera
Como ejemplo, el representante de COAG expuso el caso de la Tuta absoluta en tomate, introducida en el territorio UE por la entrada de material vegetal infectado desde Sudamérica en la campaña 2006-2007 y que aún sigue causando estragos en las producciones de invernadero del sureste español. “De media, combatir esta plaga supone un coste de más de 2.000 euros por campaña para cada agricultor. Requiere un enfoque global porque ningún método es suficiente por sí solo. Un mezcla de medidas culturales (colocación de mallas y doble puerta en invernaderos, solarización y parada biológica y gestión de restos vegetales del cultivo), con medidas de lucha biológica. Como en otros tantos casos de plagas importadas, que no tenemos aquí, los tratamientos químicos no son eficaces porque no hay materias activas en el mercado para atajarlas”, ha subrayado Góngora.
Desde la década de los 90, la entrada de virus de terceros países ha experimentado un crecimiento imparable. El virus de “spotted” (TSWV) puso contra las cuerdas el cultivo de pimiento al inicio de los años 90. El virus de las venas amarillas del pepino (CVYV) en el 2000, obligó a un cambio drástico en la manera de cultivar, mejorando el cerramiento de invernaderos y cambiando el control químico de plagas por el control biológico e integrado. Y más reciente, el virus de Nueva Delhi (ToLCNDV), la mencionada Tuta absoluta, o la virulenta Xyllella Fastidiosa en olivar y resto de leñosos, han supuesto un nuevo foco de preocupación, pérdidas y aumentos de costes para los agricultores del sur de Europa.