Pasar al contenido principal

Movilizaciones de los agricultores franceses para defender sus derechos

* Patricio Simó.

 

Los agricultores franceses han salido a la calle en masa para reivindicar sus derechos. Francia cuenta con unos sindicatos muy potentes, como ocurre en Alemania. En Francia continúan las protestas, tras varios días de movilizaciones que se han saldado con una agricultora y su hija muertas después de que un vehículo las arrollara mortalmente. Una triste noticia que empaña aún más el negro futuro que se cierne sobre el sector primario.

Si los agricultores franceses están descontentos por el precio que perciben por sus productos, el alza de los costes y la política europea en materia medioambiental, me pregunto cómo deben sentirse los agricultores y ganaderos españoles que tienen motivos más que suficientes para movilizarse y exigir que se atiendan sus reivindicaciones.

Las promesas que hizo el gobierno español en la última movilización que hizo el campo español siguen sin cumplirse.

Pese a las buenas palabras del ministro de Agricultura, Luis Planas, el campo español se enfrenta a un penoso futuro mientras no cambien las políticas agrarias y se ponga al agricultor y al ganadero en primer término.

Habrá nuevas movilizaciones, pero de nada sirven, si no existe un compromiso firme de apoyar y ayudar al campo español. Hasta ahora no se ha hecho.

Defender el campo significa impedir la importación masiva de productos procedentes de terceros países que no cumplen con las medidas fitosanitarias, que sí se exigen a los productores españoles y que son responsables de muchas de las plagas que nos llegan, como la xylella fastidiosa o la avispilla en el almendro o el cotonet en la naranja. Países con una mano de obra más barata que no cumplen con una normativa laboral y con los que es imposible competir en igualdad de condiciones porque los costes no son los mismos para un productor sudafricano, egipcio o marroquí que para un agricultor español o francés.

Defender el campo significa que se cumpla de una manera exhaustiva y rigurosa con la ley de cadena alimentaria que prohíbe vender por debajo del precio de coste. No hay negocio que se sustente vendiendo a pérdidas. Una empresa con números rojos termina cerrando porque es inviable económicamente.

Defender el campo significa que se fomenten políticas que ayuden al relevo generacional. Los jóvenes no quieren dedicarse al campo porque no es rentable.  No le ven futuro. Prefieren trabajar en otros sectores antes que en la agricultura. Si nadie lo remedia en un par de años habrá un mayor número de hectáreas de cultivos abandonadas.

Defender el campo significa acabar con la enorme burocracia que hace que muchos agricultores desistan a la hora de pedir las ayudas.

Defender el campo significa que agricultores y ganaderos puedan vivir dignamente de su trabajo.

Si comprobamos las diferencias que existen entre el precio en origen, es decir, el que cobra el agricultor y el precio de venta que paga el consumidor final, las desviaciones en algunos productos llegan casi al 800%, como en el caso del limón donde el agricultor percibe 0,20 euros por un kilo de limones mientras que en los lineales de los supermercados su precio es de 1,79.

Esta situación ha provocado que muchos agricultores prefieran dejar la fruta en el árbol antes que recolectarla para evitar mayores pérdidas.

El agricultor que es quien pone su trabajo y se juega su patrimonio es el último eslabón de la cadena alimentaria, donde los intermediarios son los que hacen negocio, sin arriesgar absolutamente nada.

Añadir nuevo comentario

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.
  • Las direcciones de correos electrónicos y páginas web se convierten en enlaces automáticamente.