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La subida del SMI impactará negativamente sobre la sostenibilidad social y económica de las explotaciones hortofrutícolas

La subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) anunciada, el martes, por el presidente del Gobierno, no ha tenido en cuenta la realidad de los sectores más afectados, como el hortofrutícola, en el que la mano de obra supone hasta el 45% de los costes de producción y dañará la sostenibilidad social y económica de las explotaciones de este sector, ante la imposibilidad de trasladar este incremento a los precios de venta y ante la fuerte competencia de países competidores extracomunitarios, con costes laborales por hora muy inferiores, según FEPEX, como se refleja en los datos de comercio exterior, según los cuales la exportación ha retrocedido un 10,5% y la importación ha crecido un 7%, hasta noviembre del año pasado.

La nueva subida del SMI para este año, junto con el incremento de las cotizaciones sociales, tendrá un impacto muy negativo sobre muchos cultivos y también sobre el empleo del sector, ya que los aumentos acumulados desde el año 2017, y que supondrán un incremento del 52% en 2023, están provocando una subida de costes salariales, que unido  al incremento del resto de costes de producción hace que las empresas se enfrenten a una situación difícil de asumir para mantener su viabilidad económica, al no ser posible en muchos casos trasladarlos a los precios de venta.

Ante esta situación, FEPEX considera que el sector productor exportador de frutas y hortalizas va a reducir sensiblemente la actividad productiva, dado que no existe margen para incorporar el incremento de costes derivados, entre otros, de los fertilizantes, los fitosanitarios, los envases y embalajes, el impuesto sobre el plástico, las semillas, la energía y el transporte, provocando una fuerte destrucción de empleo en los cultivos más intensivos en mano de obra.

El sector representado en FEPEX ha manifestado una posición favorable a mejorar los salarios de los trabajadores de forma gradual, pero vinculada a una reducción de las cotizaciones por contingencias comunes de la Seguridad Social, como así trasladó la CEOE en su momento y acompasada por una mejora de la productividad, con el fin de que no provoque una reducción de empleo y una fuerte pérdida de competitividad internacional.