Innovaciones en nutrición, reproducción o genética, medidas clave para reducir las emisiones de metano de los rumiantes
Hace unas semanas se conocía que Nueva Zelanda sopesa imponer una tasa a sus ganaderos, y es que los gobernantes de dicho país quieren que paguen un importe por las emisiones de metano generadas por los rumiantes, como vacas u ovejas. El objetivo de esta iniciativa es reducir las emisiones de gas metano a la atmósfera. Según el Global Carbon Project, la ganadería contribuye solo el 15% de la emisión de gases.
Si se aprobase la ley del plan que se está debatiendo y que ha sido elaborado por representantes del gobierno y de la comunidad agrícola, los ganaderos tendrían que empezar a pagar por sus emisiones de metano a partir de 2025. Un dato para tener en cuenta ya que Nueva Zelanda cuenta con más rumiantes que personas. En concreto, tiene una población de 5 millones de habitantes, frente a los 16 millones de ovejas y los 10 millones de vacas.
Sin entrar en polémicas, ante este tipo de planteamientos conviene recordar que la ganadería de rumiantes, y especialmente la extensiva, proporciona una serie de ‘servicios’ que contribuyen positivamente al cuidado del medio ambiente y al mantenimiento del paisaje: permite evitar incendios, mantener el monte abierto, protege y regenera el suelo, favorece los ciclos del agua e incluso contribuye a fijar grandes cantidades de carbono en el suelo.
Como cualquier otra actividad económica, es importante que algunos sistemas de producción, en ese caso los más intensificados, evolucionen hacia formas de producir más respetuosas y amigables con el medio ambiente. Por ello, resulta fundamental facilitar a ganaderos y ganaderas conocimiento, asesoramiento, medidas y tecnologías que les permitan esa transición.
En este contexto, NEIKER lleva más de diez años estudiando y trabajando en nuevas medidas para reducir las emisiones de metano de los rumiantes y disminuir así la contaminación que provocan. Para ello, colabora con ganaderos y ganaderas de Euskadi. A este respecto, entre otras iniciativas, el centro tecnológico ha desarrollado el proyecto METALGEN junto al Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), la Universidad Politécnica de Madrid y la Confederación Nacional de Frisona Española (CONAFE), donde se ha estudiado las emisiones y la genética de 1.500 vacas y se han realizado ensayos nutricionales para evaluar el efecto de diferentes aditivos nutricionales sobre las emisiones de metano.
En ese sentido, Roberto Ruiz, jefe del Departamento Producción Animal de NEIKER, afirma que desde 2005 hasta 2019 la emisión de metano de los rumiantes ha descendido un 24% por varias razones. “El sector va evolucionando, va incorporando innovaciones relacionadas con el manejo, la sanidad, la nutrición, la reproducción o la genética que hacen que la producción sea en general cada vez más eficiente”, según Ruiz.
Medición del metano con un sensor portátil
Los resultados obtenidos en el proyecto han demostrado que la selección genética de los rumiantes sería capaz de reducir las emisiones de metano procedentes de las digestiones del ganado vacuno lechero alrededor de un 20% en los próximos diez años.
Además, la alimentación es otro aspecto muy relevante a tener en cuenta para reducir el metano expulsado por estos animales. En este sentido, según se ha podido comprobar en el marco del proyecto, “las dietas que incluyen en su formulación harina de lino rica en omega 3 han logrado una reducción superior al 20% en las emisiones de metano de origen digestivo”, precisa Roberto Ruiz.
La medición se realiza con un sensor portátil que permite medir el metano que los animales expulsan. “Lo instalamos durante varias semanas en los robots de ordeño de las explotaciones de vacuno lechero y la sonda permite registrar durante ese tiempo los fenómenos de eructación y su intensidad, de todos los animales del rebaño cada vez que se ordeñan durante ese tiempo”, detalla el investigador de NEIKER. En este sentido, el proyecto ha permitido identificar las vacas del rebaño que menos emisiones generan por litro de leche producida, y que por tanto serían las más adecuadas para ser las “madres” de la siguiente generación.
Las oleaginosas, un alimento interesante para los rumiantes
NEIKER ha adquirido una amplia trabajado con materias primas locales como las oleaginosas (colza, girasol o lino) y con ciertos aditivos comerciales, algunos de los cuales permitirían reducir hasta un 30% las emisiones entéricas. También está trabajando con otras materias primas e incluso subproductos de la industria alimentaria (como posos de café o raspón de uva) en este sentido, para valorar hasta qué punto pueden ayudar a reducir las emisiones de metano.