Año de sequía

* Patricio Simó.

Me comenta un buen amigo mío de El Bonillo, Elías Requena, que tampoco por allí ha llovido nada durante este invierno y que las están pasando canutas. La siembra se ha echado a perder. Almendros y frutales se han helado debido a las altas temperaturas nocturnas.

La situación por la falta de lluvias es general en toda España, salvo en el norte donde ha llovido algo más. Los incendios que se han registrado este pasado mes de marzo en Castellón, Cádiz o Asturias son consecuencia de la gran sequía que estamos padeciendo. Si no llueve, este año puede ser un auténtico infierno porque al problema de la sequía se añade otro: el de un monte sucio, con mucha vegetación seca que puede actuar como una espoleta. Aún así el campo sigue siendo muy generoso y ha empezado la brotación de la viña. A veces me pregunto: ¿cómo es posible que sin apenas haber llovido sean capaces de dar frutos?

A las personas mayores, que son las que más saben de esto, les he escuchado decir que cuando llueve mucho es año de hongos, como el oídio o el mildiu, pero cuando llueve poco o no llueve es año de insectos, como la polilla, el tigre o el pulgón. Y no van nada desencaminados porque en el caso de los almendros, ya se han dado las primeras voces de alarma por la aparición de la avispilla, recomendando realizar los primeros tratamientos fitosanitarios.

En el caso de la viña aún es pronto para hablar de previsiones de cosecha porque estamos en el inicio de todo el proceso vegetativo de la planta y quedan todavía unos meses por delante. Lo que está claro es que si no llueve, la merma en la producción puede ser importante. En la almendra, la cosecha es bastante irregular. También sería deseable que lloviera para que engorde el fruto.

Encaminamos unos meses decisivos donde los agricultores nos jugamos el trabajo de todo un año, con el consiguiente esfuerzo económico que hemos hecho a lo largo de toda la campaña y donde los costes de producción se han disparado, sin que el precio de venta de los productos hayan tenido el mismo comportamiento alcista sino más bien todo lo contrario. Si suben los costes y los precios de los alimentos bajan o se estancan es que algo no se está haciendo bien en la cadena alimentaria, donde solo ganan los intermediarios y las grandes cadenas de alimentación.

Por si fuera poco, la nueva PAC ha rebajado, en general, las ayudas a los agricultores. Han salido nuevas ayudas para aquellos productores que quieran dejar cubierta vegetal en sus cultivos, que son voluntarias, o deseen triturar los sarmientos y dejarlos en el campo como materia orgánica. Los llamados ecoregímenes.

En ambos casos está prohibido el laboreo de marzo a octubre. En mi caso particular he renunciado a estas ayudas porque prefiero labrar y quemar los sarmientos. El problema que veo con triturar los restos de poda es cuando la viña ha sufrido algún tipo de enfermedad como el oídio. Si esos sarmientos que están enfermos en lugar de quemarlos se trituran, estamos propagando la infección a cepas sanas. Además, triturar es un sobrecoste añadido para el agricultor que o bien se tiene que comprar una trituradora que no son precisamente baratas o tiene que contratar ese servicio con una empresa, elevando significativamente los costes. Además, los problemas burocráticos a los que se enfrenta el agricultor son cada vez mayores, como es la obligación de llevar un cuaderno de campo electrónico a partir del próximo 1 de septiembre.

El cuaderno de campo ya era obligatorio, solo que ahora se hará directamente, volcando toda la información de tratamientos y abonados en la página del Ministerio de Agricultura prácticamente a tiempo real, de modo que todos los trabajos que se realicen en el campo queden registrados y así hacer un mejor seguimiento de los mismos.

Y aquí entramos con el problema de que no todos los agricultores se llevan bien con las nuevas tecnologías, máxime cuando es una profesión, cuya edad media ronda los 60 años.