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La primera evaluación exhaustiva de las amenazas para la salud de las abejas revela nuevas formas de ayudar a los polinizadores

Un tercio de la producción mundial de cultivos depende de los polinizadores, como las abejas. Sin embargo, las poblaciones de abejas se enfrentan a varias amenazas, como la pérdida de hábitats, enfermedades y la contaminación ambiental. Aunque las investigaciones sugieren que los productos agroquímicos como los plaguicidas ponen en peligro a las abejas, aún no se habían cuantificado de forma efectiva su riesgo y sus efectos reales. Para resolver este problema, en el proyecto PoshBee, financiado con fondos europeos, se congregó a investigadores, apicultores, agricultores, industrias agroquímicas, pequeñas empresas y organizaciones benéficas con el fin de establecer metodologías de investigación para identificar las principales amenazas y su posible efecto en la salud de las abejas. «Nuestro trabajo tiene implicaciones para las políticas y prácticas sobre el uso de plaguicidas, y las herramientas que hemos desarrollado para vigilar la salud de las abejas son revolucionarias», afirma el coordinador del proyecto, Mark Brown, del Royal Holloway de la Universidad de Londres, entidad anfitriona del proyecto.

Metodología y herramientas

El equipo de PoshBee estudió dos sistemas de cultivo: la manzana y la colza. Ambos dependen de una polinización eficaz y son una valiosa fuente de alimento para las abejas. Para analizar los efectos de los productos agroquímicos, los microorganismos patógenos y el estrés nutricional en las abejas, en PoshBee se creó una red de 128 parcelas de campo en toda Europa, pobladas por colonias de abejas melíferas, abejorros y abejas constructoras rojas, que se complementó con 7 laboratorios. Si bien algunos de los trabajos modificaron evaluaciones previas del riesgo para los polinizadores, también se elaboraron metodologías novedosas de laboratorio, semicampo y campo. Por primera vez, una especie de abeja solitaria que anida en el suelo («Anthophora plumipes») ha servido de modelo para probar la exposición a productos agroquímicos a través del suelo. La espectrometría de masas de ionización por desorción láser asistida por matriz  ha demostrado su utilidad en el análisis de la hemolinfa de abejas para medir la exposición a productos agroquímicos y parásitos estresantes, así como para evaluar las implicaciones sanitarias. También se utilizaron métodos proteómicos para identificar marcadores moleculares destinados a una herramienta que permita el seguimiento a largo plazo de la salud de las abejas. Para garantizar la recopilación de datos de calidad a partir de experimentos de campo y semicampo, los colaboradores industriales desarrollaron una serie de activos de investigación innovadores. Entre ellos se incluyen un sistema integrado de estudio de campo, una caja rentable para el manejo de abejas, una trampa para abejas muertas y un nuevo sensor de aire que controla la exposición a plaguicidas dentro de las colmenas de abejas melíferas.

Resultados notables

El equipo descubrió que, si bien una alimentación a base de polen puede mitigar el efecto de algunos productos agroquímicos en ciertas especies de abejas, no ocurría lo mismo en todas. Además, la diversidad y abundancia florales pueden potenciar, mitigar o no influir en los efectos de los plaguicidas, y estos efectos pueden seguir siendo impredecibles en función de los plaguicidas y las especies de abejas. También resulta intrigante que, en ocasiones, los ingredientes agroquímicos no activos puedan tener más efectos en las abejas que los ingredientes activos. En el caso de las abejas melíferas, aunque se observó que la baja calidad del néctar podía aumentar drásticamente los daños causados por los plaguicidas, el equipo no encontró efectos importantes como resultado de la exposición al glifosato, el plaguicida más utilizado en las explotaciones agrarias. «Descubrimos que los efectos de los plaguicidas en las colonias de abejas melíferas son difíciles de evaluar, ya que las diferencias minúsculas, en gran medida incalculables e impredecibles de las condiciones de partida, conducen a resultados sanitarios diferentes. Así que no es de extrañar que los efectos a largo plazo de los plaguicidas, por ejemplo sobre las unidades reproductoras de las colonias de abejas sociales, no se observen de forma fiable», añade Brown.

Hacer valer los resultados

El equipo de PoshBee, que ha elaborado una serie de informes basados en pruebas, se ha reunido hasta ahora con la con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y con diversas Direcciones Generales de la Comisión Europea, como Medio Ambiente y Agricultura y Desarrollo Rural. «Insistimos en la necesidad de nuevas normativas sobre plaguicidas y evaluaciones de riesgos, ya que actualmente estas no recogen todo el espectro de efectos de los plaguicidas en todas las especies de abejas», explica Brown. Para que los hallazgos del proyecto fueran accesibles a un público amplio, el equipo del proyecto redactó, junto con las partes interesadas, resúmenes de investigación de tipo infográfico, que se publicaron justo después de la publicación del artículo de investigación sobre ese tema.