Defender el campo
* Patricio Simó.
Es necesario defender el campo español y a sus agricultores. Desde las instituciones europeas que son las que marcan la política agraria común esto no se está haciendo. Se está dejando caer a uno de los pilares más importantes de nuestra economía como es el sector primario.
Se sigue permitiendo la importación masiva de terceros países que no cumplen con la normativa fitosanitaria, que sí se exige al resto de países, entre ellos España, que la cumplen escrupulosamente.
La falta de control por parte de las autoridades europeas permite que entren plagas como el cotonet en cítricos, la avispilla o la xylella fastidiosa en almendros y para las que no existe tratamiento alguno. Esa falta de control en los puertos está arruinado el campo español.
El campo español y sus agricultores necesitan protección ante la invasión de productos procedentes de otros países que cuentan con una mano de obra mucho más barata y sobre los que no se actúa con firmeza, permitiendo estas importaciones que generan una competencia desleal.
Ahora que estamos en pleno proceso de recolección de la almendra, los bajos precios que van a percibir los agricultores españoles se debe básicamente a la importación de almendra californiana que representa el 80% de la producción mundial, pero de una calidad muy inferior a la española. De nada sirve que España sea el primer país productor de la UE. Unos precios que por tercer año consecutivo no van a cubrir los costes de producción.
Ocurre con la almendra y con otros productos hortofrutícolas donde los precios que hay en los lineales de las grandes superficies no se corresponden con lo que percibe el agricultor, con diferencias entre el precio de origen y el de venta en algunos casos del 500% y 600% como es el caso de la patata, la lechuga o el pepino.
Pese a que el Gobierno aprobó la Ley de la Cadena Alimentaria para no vender por debajo del precio de coste esta sigue sin cumplirse.
De nada han servido las movilizaciones de los agricultores españoles que reclamaban unos precios dignos para el campo. Seguimos igual que estábamos. O sea, mal.