La cesta de la compra en Francia y España
* Patricio Simó.
El Gobierno francés, que tiene ahora mismo una protesta multitudinaria en las calles parisinas contra la reforma de las pensiones que prevé retrasar la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, ha llegado a un acuerdo con los grandes supermercados del país para elaborar una cesta de la compra con 200 productos básicos a precios bloqueados de menos de dos euros para hacer frente a la inflación, algo más baja que la española. Una medida que ha sido aplaudida en nuestro país y de la que la ministra de Trabajo Yolanda Díaz lleva hablando hace tiempo para implementarla en nuestro país.
En España se quiere intentar algo parecido, pero aún no se ha llegado a ningún acuerdo con las grandes compañías de distribución, bastante reacias a implantar una cesta de la compra a precios cerrados o a topar los precios de algunos productos básicos porque afectaría a sus márgenes comerciales.
Una medida que puede ser voluntariosa, pero que a efectos prácticos es poco efectiva porque es muy generalista y no distingue entre personas vulnerables, de tal manera que cualquier persona, independientemente de su renta y de sus ingresos puede comprar esos productos.
Los precios han subido en torno al 15,7% de media, otros como el azúcar, el aceite o los huevos lo han hecho mucho más, duplicando y triplicando ese porcentaje. Algunos productos lo han hecho porque los costes de producción también han aumentado, como en el caso de las frutas o las verduras.
Hacer públicos los márgenes de beneficios de las grandes cadenas de distribución, como se quiere desde el Gobierno, no ayuda en nada porque al consumidor esa información no le hace comprar los productos más económicos.
Lo que hay que hacer es incentivar la competencia para que bajen los precios. El consumidor debe comprar donde los productos sean más baratos. La OCU hace público todos los años un estudio con los supermercados más baratos y más caros. El ahorro puede ser importante. Intervenir o topar los precios, perjudica en primer lugar a los comercios más pequeños que no pueden competir con las grandes superficies, relegándoles al cierre de sus negocios y en segundo lugar puede afectar directamente contra el primer eslabón de la cadena alimentaria que es el agricultor, que ya recibe unos precios muy bajos por sus productos.