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UPA advierte de “efectos dramáticos” para los consumidores si Bruselas sigue con sus planes para la ganadería

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha pedido a la Comisión Europea una “reflexión profunda” sobre sus planes en materias relacionadas con la producción de alimentos de granja, especialmente con las propuestas de directiva de bienestar animal y de emisiones industriales, por los efectos perniciosos que estas normas podrían tener en la producción de alimentos, en el precio y disponibilidad de estos, y en la soberanía alimentaria de todo el continente.

En las últimas semanas se han conocido ciertos planes de la Comisión Europea que pretenden modificar la norma que regula el transporte de los animales vivos o la densidad de animales que pueden criarse en una granja. Un informe no vinculante de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), publicado el pasado otoño, aboga por establecer mayores exigencias para el transporte de animales, lo que puede afectar negativamente a países grandes y periféricos como es el caso de España.

Desde UPA han mostrado su “honda preocupación” sobre los rumores de las propuestas que prepara la Comisión. “Los ganaderos somos quienes cuidamos a los animales y los mayores interesados en respetar su bienestar”, pero estas medidas pueden tener un efecto destructivo en el sector ganadero, en tanto en cuanto incrementarían enormemente los costes hasta niveles “inasumibles”. El efecto sería directo sobre el precio de los alimentos de granja como carne, huevos y leche, que crecerían a niveles inasumibles para la población.

Los ganaderos califican de inaceptables las propuestas de reducción de la producción de las granjas. Según los cálculos de UPA, el informe de la EFSA habla de reducir hasta en un 72% la población de pollos que podrían criarse en una granja. “Una cifra que se traduciría en desabastecimiento y encarecimiento extremos”, remarcan.

Sobre el transporte, la propia Comisión Europea reconoce que son los ganaderos quienes asumen la mayor parte del coste de este, una injusticia que desde UPA abogan por abordar cuanto antes. “Las medidas propuestas deben ser proporcionadas y lógicas, fomentando la modernización sin centrarse en la prohibición”.

Una granja no es una industria

UPA también ha pedido a la CE que reflexione también sobre el proyecto de directiva de emisiones industriales, que pretende equiparar las exigencias que se aplicarían a las granjas a las de las factorías industriales. “Por más que algunos se empeñen, una granja no es una industria. En las granjas se cuida de los animales, no se fabrican alimentos”, aseguran desde UPA, “por lo que la realidad del sector productor debe ser tenida en cuenta y respetada. Nos jugamos la alimentación de todos”.