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LA UNIÓ pide una normativa europea que diferencie los aceites vegetales del aceite de oliva

LA UNIÓ Llauradora, ante la consulta pública previa a la elaboración del proyecto de Real Decreto por el que se aprueba la norma de calidad de los aceites vegetales comestibles, pide al Ministerio de Agricultura que promueva una armonización de la normativa de calidad a nivel de la Unión Europea (UE).

LA UNIÓ, que ha presentado sus propuestas a través de su organización estatal Unión de Uniones, reivindica que se presione a la UE para que en todos los países miembros exista una normativa única que regule a nivel comunitario la producción y comercialización de los aceites de origen vegetal distintos al aceite de oliva.

La organización considera que se ha de ser ambiciosos a la hora de elaborar este RD y que el mismo debe responder a la realidad actual, así como a la necesidad de los productores y los hábitos de consumo

Así, desde su punto de vista, la realidad productiva, nutricional y comercial del aceite de oliva es totalmente distinta a la del resto de aceites vegetales, por lo que es imprescindible actualizar y desarrollar una norma de calidad propia para los aceites vegetales distintos de los de oliva, que se adapte a las necesidades normativas específicas de este sector.

En este sentido, la organización cree que la nueva normativa debe incorporar, a través de anexos para evitar cambios sustanciales, otros tipos de aceite de los contemplados que podrían ser demandados en el futuro y que ya lo están siendo. Algunos de estos aceites que están muy demandados, producidos o no en España, son aceite de sésamo, de lino, de almendra, avellana, de semillas de chía o de cáñamo.

Por último, con respecto al etiquetado, pide sea obligatorio reflejar el país o zona origen de producción, incluido los que utilizan materias primas producidas en el estado español.

“Es importante que el consumidor conozca qué está comprando y tenga acceso a esta información para poderlo poner en valor”, comentan desde la organización. “El etiquetado siempre es nuestro caballo de batalla porque es, a fin de cuentas, lo que ofrece tangibilidad al producto antes de comprarlo”.

En la misma línea, insiste en que hay que definir muy bien qué es aceite y este debe ser únicamente proveniente de los vegetales; por lo que cuando el origen sea animal, en todo caso, se deberían llamar grasas.

“Hay que llamar a las cosas por su nombre porque si no se hace también se está dando una información errónea, al consumidor y al mercado”, concluyen.