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El control veterinario a lo largo de toda la cadena alimentaria evita enfermedades y transmisiones indeseables de productos físicos, químicos o biológicos

La Organización Colegial Veterinaria (OCV), con motivo de las fiestas de Navidad, recuerda el relevante trabajo de los veterinarios en seguridad alimentaria que “evita enfermedades y transmisiones indeseables de productos físicos, químicos o biológicos a través de la cadena alimentaria”.

Según resalta el presidente de la Organización, Luis Alberto Calvo, son estos profesionales “los responsables del control y la gestión de enfermedades en el origen, además de vigilar todos los procedimientos, desde la granja hasta la mesa, para asegurar que los alimentos estén en un perfecto estado sanitario”.

Al respecto, señala que son cerca de 10.000 veterinarios los que se dedican en España a la seguridad alimentaria, “como base de un sistema de vigilancia e inspección que se ha convertido en uno de los más sólidos y eficientes del mundo, que también es clave en el ámbito de la salud pública”.

La OCV precisa que en estas fechas que consumimos muchos alimentos y cocinamos varios a la vez aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria. Sin embargo, “los motivos, principalmente, tienen que ver con la deficiente manipulación, conservación o preparación de los alimentos, no en el origen o a lo largo de la cadena alimentaria”.

Evitar intoxicaciones

Cada año en España se producen alrededor de 400 brotes alimentarios con miles de intoxicaciones por Campylobacter, Salmonella y Escherichia Coli, fundamentalmente. Hasta la mitad de los casos podrían evitarse si los consumidores adquieren unos buenos hábitos a la hora de manipular y conservar los productos.

Entre estos, destaca la higiene a la hora de cocinar -tanto de las personas como de todos los utensilios y superficies a utilizar cuando se preparan los alimentos-; lavar con cuidado todas las verduras y frutas y conservar los alimentos crudos, como las carnes y mariscos, alejados de los demás alimentos hasta que estén cocinados; ingerir los alimentos cocinados tan pronto como sea posible; evitar dejarlos durante un periodo prolongado a temperatura ambiente, y que, cuando precisen refrigeración, se mantengan siempre por debajo de los 5 °C.