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La fruta hacen subir el IPC interanual de julio, mientras los precios en origen provocan el hundimiento de los fruticultores

Según la información aparecida hoy en prensa, que se hace eco de los datos publicados por el Institución Nacional de Estadística (INE), la fruta fresca, junto con el petróleo estarían detrás del repunte de la tasa interanual del IPC de julio que se ha conocido este martes.

Desde Cooperativas Agro-alimentarias  de España se hace un llamamiento a las autoridades competentes para que analicen en detalle la situación del mercado. Cirilo Arnandis, Presidente del Consejo Sectorial de frutas y Hortalizas ha señalado que “las cooperativas y los productores no pueden entender ni aceptar que se esté achacando el repunte de la tasa interanual del IPC de julio al comportamiento de precios de la fruta pagados por los consumidores, mientras que los agricultores padecen, este verano, una situación de crisis en origen, con  remuneraciones que se sitúan bien por debajo de sus costes de producción y circunstancias que están obligándoles en muchos casos a entregar sin precio su producto con el comercio o la industria”.

Se trata, ha completado, de “una situación que dista poco de la que han vivido este año las zonas productoras de fruta de hueso más tempranas o  del contexto calamitoso también en este momento de los productores de ciruela, o de la crisis padecida por otras producciones frutícolas como los cítricos -que han cerrado esta campaña con uno de los peores balances de su historia- o la manzana que también atravesó serias dificultades”.

Más allá de las reformas que tenga que acometer el propio sector para paliar determinados desajustes  estructurales, según Cooperativas Agro-alimentarias  la situación de desequilibrio de fuerzas del sector y la inequidad en el reparto del valor a lo largo de la cadena agroalimentaria  requiere una intervención más enérgica por parte de las administraciones públicas.

La debilitación del tejido productivo en el sector de la fruta se prolonga demasiado y el fuelle de las explotaciones familiares se ha agotado, como lo demuestran los arranque de plantaciones que se están registrando ya. Está actualmente en peligro la pervivencia de la actividad frutícola tradicional y con ello, el desarrollo económico, social y medioambiental de las zonas productoras.