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El sector vinícola se adapta a la tendencia de la sostenibilidad con los vinos ecológicos

El auge en la producción ecológica en España es ya una realidad si tenemos en cuenta que el 10 % de la superficie agraria útil es ya ecológica. De hecho, en los últimos cinco años, el volumen de la superficie ha aumentado en un 21% según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Cuando se habla de alimentación ecológica, siempre se tiende a pensar en fruta y verdura. Pero nada más lejos de la realidad, existen otros cultivos ecológicos más predominantes como son el sector olivar o el de los cereales. Otra tipología de cultivo que también tiene un importante peso en la producción ecológica es el de los viñedos.  De hecho, España es el principal productor de vino ecológico del mundo con una superficie de más de 130.000 hectáreas.

Y es que el sector vinícola español ha sabido adaptarse a las tendencias del mercado alimentario que avanza cada vez más hacia un sistema sostenible. Es más, la propia Federación Española del Vino (FEV) creó hace cerca de diez años la Wineries for Climate Protection (WfCP), una acreditación medioambiental que establece los criterios que debería cumplir una bodega sostenible.

En este sentido, el producto estrella de estas bodegas acreditadas son los conocidos como vinos ecológicos. Las uvas de este tipo de bebida han sido cultivadas ecológicamente sin uso alguno de agrotóxicos ni en el terreno ni en los viñedos. Son una opción libre de fungicidas, pesticidas y herbicidas. Además, también tienen en cuenta el uso de energías renovables o el aprovechamiento de los recursos naturales durante todo su proceso de producción.

Dentro de los vinos ecológicos existe la variable de vinos biodinámicos. En este caso, el viñedo es considerado un ser vivo y, como tal, se trabaja para que desarrolle sus propias defensas contra enfermedades, microbios e insectos. En este sentido, se considera que los astros tienen una influencia directa sobre la tierra. Es por ello por lo que se sigue un calendario biodinámico que tiene en cuenta la influencia de la luna sobre el cultivo.

En cualquiera de los dos casos, “para identificarlo, se debe buscar la certificación de sello verde que acredita que se trata de un producto ecológico cuya producción ha seguido los criterios marcados por la Unión Europea”, explica Eduard Martínez, director de Compras de Herbolario Navarro, compañía que apuesta por la venta de este tipo de vinos en sus establecimientos.

Cuando se habla de vinos ecológicos, el trabajo en los viñedos para su producción es más costosa puesto que los trabajos se realizan a mano o a caballo. Esto se traduce en vinos más auténticos y con personalidad, que suponen una vuelta a los orígenes, a la tradición de producir vino sostenible que no dañe la tierra.